“Invertir en conocimientos produce siempre los mejores beneficios”
Benjamín Franklin
…A…ante…bajo…cabe…con…; Doña Pepita se paseaba muy lentamente por entre las filas de bancas al son de las preposiciones mientras martilleaba mis oídos clavando los tacones en el suelo acompasadamente…¡quién fuera mayor para pasear unos zapatos de tacón por la calle!
Tres por dos…seis, tres por tres…nueve, tres por…; y vuelta a empezar… ¡chssssssss!…¡silencio!... ¡a la pizarra!...y las piernas luchando por mantener la forma mientras averiguaba la medida de la hipotenusa tras un montaje de fórmulas y cuentas en un entramado de ingeniería matemática.
…Y por la tarde, una buena dosis de Geografía delante del mapa físico de España. Con el dedo índice clavado en Fontibre, provincia de Santander, empezaba el camino del Ebro hacia Amposta en la provincia de Tarragona pasando por Logroño y Zaragoza y desviando la yema hacia la derecha por donde llegaba el Jalón y hacia la izquierda por donde lo hacía el Segre…
Fueron años de aprender, de reforzar nuestra cultura, de ampliar conocimientos y formarnos como persona.
Años de trabajo incansable de unos maestros comprometidos con la enseñanza de verdad, que nos conocían a todos y sabían de las limitaciones de cada uno de nosotros.
Eran los maestros “de antes”, mis maestros, a los que les debo gran parte de lo que soy y lo que sé.
Siempre agradecida.
Buenos maestros aquellos... maestros de otros tiempos, cuando a los niños se le exigía y ellos respondían, respondíamos, aprendíamos.
ResponderEliminarAhora no se exige tanto ni tan rápido, y no puedo decir que no se aprenda, pero también es verdad que entonces, tras el primer año de párvulos salíamos leyendo, escribiendo, sumando y restando, y ahora necesitan 4 años para aprender sólo a modelar plastilina.
Pareciera que los niños fuesen de chocolate y se pudieran derretir...
Un beso, Elena.
Precioso, Elena. Me recuerda mi infancia-adolescencia y es clavada a lo que cuentas, sólo que sin tacones.
ResponderEliminarHe descubierto, tarde y de viejo, que a las mujeres os encanta el ruido fuerte de vuestros propios zapatos sobre el piso.
Las hay que se las oye llegar a casi un kilómetro de distancia.
Les debe de dar mucha seguridad en sí mismas.
Cariñosamente
Desde luego Adelaida, aparte de enseñarles a leer a partir de los 6 años, lo quieren hacer con métodos fracasados en otros países.
ResponderEliminarA todos nos ha ido magníficamente bien con el método silábico, ahora está desfasado y antiguo.
En fin, que los métodos actuales no funcionan está más que demostrado en los índices de fracaso escolar.
Besos para ti.
Tellagorri, además de todo lo que aprendí con aquella mujer, no se me olvidan sus tacones. Cuando llegaba a mi casa me calzaba los zapatos de tacón que una vecina desechaba, cogía la pizarra, las tizas y me ponía a explicar a unas cuantas muñecas que sentaba muy atentas.
ResponderEliminarUn abrazo.
La Señorita Adelina, la versión cutrecilla de la Rottenmeyer...seca y agria como ella sola... de mérito, cuando tenía que soportar una tras otra las trastadas del primo Antonio.
ResponderEliminarDon Fernando, mi tutor de 6ª de Primaria, el primero que me "invitó" a salir de clase por charlatana
Paco Montes, mi profesor de francés del instituto... de 1º a COU, cuatro años enamorada de él... o de la manera de transmitirnos su pasión por la cultura francesa...jamas negaré que hice mi especialidad influenciada por él. Lo supo siempre y me consta que se sintió orgulloso.
Pasados los años son los primeros nombres que se me vienen en mente cuando pienso en aquella etapa... pero hubo más... y tanto que hubo más...
Han sido muchos los profesores que nos han dado sus clases a lo largo de nuestra vida de alumnos, y es normal que haya habido de todo, unos habrán sido buenos y otros no tanto, pero todos han formado parte importante de nuestra educación y a ellos les debemos el nivel de conocimientos que tenemos y que dista un rato del que hoy tienen nuestros hijos.
ResponderEliminarUn beso Ana.
Llego con un mes de retraso a tu casa.
ResponderEliminarHola, Elena. Me alegro de poder participar en tu cuaderno (en lo posible siempre evito escribir vocablos extranjeros) Me ha encantado el relato que haces de tus recuerdos en aquellos maravillosos colegios. Yo también he sentido nostalgia de esas pizarras y de esos profesores.
Ha sido una pena que cuando nos describes el discurrir del Ebro, hayas saltado desde la cabecera a Logroño, habiéndote dejado en el camino un pueblo, EL MÍO y ya sabes, para cada uno, nuestro pueblo...es mucho. Pero qué conste que en este comentario te absuelvo, con todo afecto y simpatía, del olvido. Tampoco era cuestión de citar todos los lugares por donde pasa ni que hubieras dicho los afluentes que nos hacían aprender por la derecha o por la izquierda. Imborrables recuerdos. Delicioso relato el tuyo.
Un cariñoso abrazo y nos seguiremos viendo.
PD: Permíteme, con una gota o muchas de maldad, decir que en los libros de texto de Cataluña, se dice que el Ebro es un río catalán que nace fuera de sus fronteras (SC)
¡España limita al norte con el mar Cantábrico, al sur con el Estrecho de Gibraltar...!
ResponderEliminarY se aprendía, vaya que si se aprendía. Grandes años y grandes profesores. Todos Don y doña, en cuanto fijaban la vista en ti, tu empequeñecías, sabiendo que te habían descubierto con la travesura.
Recuerdos, grandes recuerdos y sobretodo que nos educaban para la vida.
Un abrazo
Fernando, siempre estarán abiertos los postigos de este callejón para que pases cuando quieras, así te resguardarás del frío burgalés.
ResponderEliminar¡Ay! desde que me aprendí el nacimiento, afluentes y desembocadura de todos los ríos de España, créeme, ha llovido un montón, demasiado bien tengo la memoria para recordar lo pricipal de cada uno.
Me ha hecho gracia lo que dicen los catalanes del Ebro, ya ves, Antonio Burgos dice que es un gaditano nacido en Sevilla porque los gaditanos nacen donde les da la gana.
Un abrazo.
Bueno Javier Pol, veo que tanto a ti como a Fernando lo que os gusta es la Geografía, je,je.
ResponderEliminarA mí me gustaban más la Lengua y las Matemáticas, ya sabes, sólo había que comprender y no tanto empollar (una que es un poco vaga).
Maravillosos recuerdos y magnífica enseñanza la de aquellos años que nos han dejado una huella imborrable.
Un abrazo.
Sin embargo yo, Mª Carmen, nunca recibí ningún palmetazo, sí me echaron al patio por charlatana, je,je, pero jamás me castigaron físicamente.
ResponderEliminarCreo que por mi edad me tocó el momento ideal por el que ha pasado el sistema educativo español, ni los métodos autoritarios de "la letra con sangre entra", ni la permisividad que tenemos ahora.
Yo recuerdo con mucho cariño aquellos años de escuela.
Un besote.
Hola, hooolaaa!!!!.
ResponderEliminarPor mi edad tampoco me tocó vivir aquellos años escolares del palmetazo, ni de aquellos métodos autoritarios de enseñanza. Tampoco me tocó vivir lo que tenemos actualmente que, son las aulas convertidas en guarderías y la falta de respeto al profesorado. Creo que como Elena, me tocó vivir aquel momento ideal que hubo, al pasar de una "fase" a otra.
Para recordar nombres, tengo muy mala memoría y sé que a algunos profesores me dejaré atrás, pero recuerdo con especial cariño a mi primera profesora de parvularios, Mª Sol (Bilbao), a Miguel Ángel, Juan Manuel, Don Manuel y Don Sabino (E.G.B-Sevilla) y a Don Ánguel (Latín y Griego B.U.P). Profesores con los que aprendí mucho, disfrutaba cada día, cada clase..., te hacían las horas agradables!!!.
Creo que cada época tiene sus caracteres, pero lo que antes se aprendía, la motivación de los alumnos y la actitud y el trabajo de antes, son cualidades que la enseñanza actual prescinde de ellas.
Besitos!!!.
Ay Lola, cuánto mundo, Bilbao, Sevilla Córdoba...
ResponderEliminarEstás hecha toda una ciudadana del mundo, je,je.
Me gusta verte por aquí.
Besos para ti.
Pues yo no sé qué epoca pillé porque soy de la quinta de algunas de las que relatais y sin embargo he pillao palmetazos en las yemas de los dedos , pero no con regla..sino con una varilla de olicvo que tenía hasta nombre grabado...se llamaba la milagrosa...el caso es que no me curó la charlatanería pero entrabas en calor que no veas...
ResponderEliminarMe han puesto de rodillas con la lengua fuera y con tres garbanzos entre mis tiernas piernas y el suelo.... digo yo que hoy día eso habría salido eso hasta en las noticias.... y cuchi yo, que no me cogí ni un traumilla si quiera...jeeee.
Yo era buena alumna, pero me perdía el parloteo.
Y ahora....con los años...desde el otro lado de mesa, ni imaginais en cuantísimas alumnas me he visto reflejada. Les regaño su actitud, ya no hay varillas, ni rodillas...pero si me sonrío para mis adentros y me digo....otra como yo.
Besos.
A ver si charlabas más de la cuenta...? jajaja...
ResponderEliminarLuego nos quejamos de la ronquera!!
Pues si, que buenos años esos en los que se le llamaba Don Fulanito Y Doña Sutanita al maestro, aunque yo recuerdo el nombre de todos mis tutores de la E.G.B, alguno de ellos ya murío D. José Molina, serio en la clase como ninguno, chistoso, con buenos golpes y amigo en la calle
ResponderEliminarQue decir del director D. Antonio Pérez; no habïa ni una sola vez que no entrara en la clase y dijera " esto parece la Posada de la Estrella"
Maestros que se implicaban más, que enseñaban y educaban
De llamarles Don y Doña pasamos a tuterlos en el instituto, la Julia , la Paquita, etc
Ya se empezaba a ser un poquito más rebelde, eso si, sin perderle el respeto
Según me cuenta mi hermana el nivel que hay ahora en el colegio comparado con el de antes es mucho más bajo. Ella ejerce de maestra con mis dos sobrinos y se le nota su mano en las notas de los controles
Buenos años aquellos de la E.G.B y el Instituto
Un beso resala
Tú lo has dicho, A. J., de llamarlos don y doña, pasamos a tutearlos, y de ahí a la pérdida de respeto sólo hubieron de pasar pocos años.
ResponderEliminarObservo en todos los comentarios que nos acordamos de los nombres de casi todos los maestros, señal de que dejaron una profunda huella en nosotros.
Otro beso para ti, resalao.
hola, ¡tienes buenos recuerdos de tus años de enseñanza!. Es bueno recordar tiempos pasados. Esto demuestra que ya tiene uno un camino recorrido. Yo también me acuerdo de muchos maestros que tuve. Unos mejor que otros, pero eran tiempos diferentes. Ahora no respetan los alumnos a nadie, y nunca tendrán esos recuerdos gratos que hoy nos haces recordar. Elena un abrazo. Hasta otro ratito agradable, como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
ResponderEliminarMe gusta que me visites.
Besos.
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ResponderEliminarTodo en este blog es pausado y tranquilo; me gusta. Aquí no hay muchas prisas; el título, quizás engañe.
Bonito homenaje el que has realizado a los profesores y profesoras de entonces.
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Antonio, me alegra que te haya resultado relajante el paseo por éste tu callejón.
ResponderEliminarMe gustará que me visites cuando quieras.
Un abrazo.
Bonitos recuerdos los que tienes, los míos se remontan más que los tuyos, por la edad. Mis profesoras, eran todas mujeres porque eran monjas, que tampoco son ahora como antes. Sor Caridad (la directora del colegio Las Mercedaria) Sor María Antonia, Sor María Amparo y sobretodo Sor María Teresa, mi tutora durante cuatro años que dejo una gran huella en mi, y a la que le debo no solo saber escribir a maquina, taquigrafía, etc. sino tener una fe y una esperanza en la vida que ella me inculco y que sin yo darme cuenta, hasta ahora, grave muy dentro de mi corazón. Un beso
ResponderEliminarEso es lo importante Cordobesa, que la huella sea profunda pero positiva.
ResponderEliminarNo todos los maestros que tuvimos fueron perfectos, pero los que de verdad recordamos con agradecimiento son los que supieron influir en nosotros.
Un besote.