Miguel de Unamuno “Recuerdos de niñez y de mocedad”
Todo se ve raro después de andar dando tumbos por los calendarios ya pasados aunque nunca olvidados. Ya no busco musgo hacia el norte ni piedras con ojos y brazos en los fríos patios traseros de los bloques del colegio. A mi árbol pobre de papeles de seda y huérfano de espumillón de colores le brotaron decenas de manzanas doradas y campanas con badajo. La chimenea que calienta el cuarto trastero de mis recuerdos hace tiempo se apagó, dejando sus cenizas para regocijo de mi memoria en estos días -dicen- tan especiales. Las delicatessen nunca me sabrán tan dulces como aquellas nueces recién fritas o las tortitas sin chocolate de antaño. Todo se ve raro. Ya no espero, ni con alegría ni con tristeza, lo que a los ocho años vivía con el corazón afuera y los brazos abiertos regalando abrazos.
Qué raro, hubiera apostado mi vida a que la ilusión nunca se la llevaría los años.
Qué raro, hubiera apostado mi vida a que la ilusión nunca se la llevaría los años.
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PD.- A pesar de los años nuevos, distintos, raros, la vida no nos perdonaría que la dejásemos de sentir. Así pues, celebremos.
Os deseo a todos una Feliz Navidad.