sábado, 21 de mayo de 2011

NO SUCEDIÓ EN LA PUERTA DEL SOL

“La libertad, amigo, es sagrada, es uno de los grandes valores que debemos salvar, cueste lo que cueste. […] Por eso mi lema es: ni dictaduras ni utopías sociales.” 
                                                                 Ernesto Sábato “Sobre héroes y tumbas”


 Elecciones,  tiempos convulsos, manifestaciones... y mi memoria se sumerge en aquellos años setenta...

El primer huevo que cogió, se lo coloqué yo en su manita de dos meses. El bebé llegó cuando yo tenía nueve años y mi hermano mayor doce. Siempre estaba durmiendo boca arriba en el cochecito y con las palmas de las manos fuera de las sábanas. Saqué un huevo de la nevera y se lo dejé caer en la mano. Hoy doy gracias a Dios porque no se produjese ningún accidente. No quiero imaginar la cara llena de ira de mamá al ver al niño con sábanas, cara y colchón llenos de huevo.
Mi hermano pequeño creció ganándose el cariño y la simpatía de propios y ajenos, pues a su media lengua, habría que añadir una gracia natural y cautivadora que conseguía colocarlo en el centro de todas las reuniones.
Vivíamos por entonces en un piso de una primera planta, y abajo, mi padre tenía su negocio, una tienda de tejidos, paquetería y confección.
Recuerdo con una sonrisa en la memoria aquella vez que…
Corrían los años setenta, tiempos de disturbios callejeros, movimientos sindicales, disputas políticas en los bares y huelgas obreras. Mi pueblo no era una excepción. Se respiraba un ambiente enrarecido. El aire venía con ansias de libertad aderezadas con rachas de miedo.
Aquel día, se celebraba una importante manifestación. Todas las calles estaban desiertas. Los balcones cerrados. Todos estábamos en casa, todos menos él, mi hermano pequeño de cuatro años. Mi madre andaba fuera de sí, dónde estaría el niño. Ningún vecino lo había visto. Definitivamente había desaparecido de la faz de la tierra, o del pueblo. Tras las rendijas de las persianas, cientos de ojos llenos de miedo, observaban la inmensa mancha humana que poco a poco se derramaba calle abajo, con pancartas de eslóganes desafiantes.
El silencio se mascaba, sólo se escuchaba al unísono “¡COMPAÑERO, NO NOS MIRES, ÚNETE. COMPAÑERO, NO NOS MIRES, ÚNETE!”. ¡Y el niño sin aparecer!La letanía se repetía sin cesar, sin desafinar, con las voces de aquella multitud bien empastadas, y por supuesto inmejorablemente dirigidas por mi hermano, que presidiendo el coro, caminaba de espaldas con los brazos levantados cual director de orquesta. 
Sólo le faltaba la batuta.

martes, 17 de mayo de 2011

RETO Y ENCUESTA


Mi amiga Katy me mete en un embolao que consiste en mejorar esta imagen de arriba, ella ha colocado una mariquita en ese precioso jardín para hacer compañía a la mariposa que a su vez colocó una amiga suya. Así que me pongo manos a la obra para enmendar el cuadro (si ello fuese posible) y entre un antifaz para tapar el careto del búho o un sombrero para protegerle la mollera del sol, o mejor dicho, del relente de la noche, me decido por fin entre quita y pon y pon y quita por el sombrero. No me digáis que no le da un toque gansteril. 



Y si con ello no tuviese suficiente, mi intrépida amiga Katy me redobla el embolao (eso no se hace con una amiga) proponiéndome un cuestionario que he de responder bajo amenaza de no acabar sus comentarios en “El callejón” con un besillo, y como yo soy animal de costumbres y ella me ha acostumbrado a los besitos de despedida, allá voy. Espero que no se sientan decepcionados aquéllos que pierdan su valioso tiempo leyendo este cuestionario y mis poco originales respuestas.


-¿Cuántas preguntas puedes contestar inteligentemente?
Ninguna de las que siguen a continuación.

-Una duda.
¿Por qué tengo dudas?

-Una certeza.
Todo es mentira.

-Un color.
El azul en todas sus tonalidades.

-Un deseo.
Que acabe esto.

-Una virtud.
Soy una perfeccionista.

-Una frase.
Vive y deja vivir.

-Un sueño.
Cualquiera que se haga realidad.

-Un defecto.
Soy una perfeccionista. Éste es una virtud, el defecto lo tengo cuando pretendo que lo sean los demás.

-¿Qué significado tiene para ti una hoja en blanco?
Un reto.

-Escribes por necesidad o por afición.
Digamos que me he aficionado a tener la necesidad de escribir.

-¿Pones música en tu blog?
Sí, cada entrada tiene su música y dedico mucho tiempo a buscar la adecuada, tanto como el que dedico a la imagen que ilustra cada post. Considero texto, canción e imagen un todo inseparable.

-¿Eres una persona sentimental?
Soy asquerosamente sensible.

-Si tuvieras que tener un solo sentimiento.
El amor porque encierra todos los que la pregunta no me deja enumerar.

-Una pregunta.
¿Queda mucho?

-Si desearas algo, ¿qué pedirías?
No tener que desear nada.

-Cuando escribes, ¿qué sientes?
Que abro mi corazón y me escapo.

-¿Eres creyente?
Va por rachas.

-Si no fueras creyente, ¿en qué creerías?
En el hombre, siempre en el hombre.

-¿Qué esperas de la vida?
A veces me pregunto qué espera la vida de mí.

-Tienes un blog ¿Por qué?
La verdad es que yo no lo abrí, me lo abrió mi cuñada tras leer algunos de mis textos, y lo mantengo sabiendo que tiene fecha de caducidad.

-Crees que eres una persona a la que se le reconoce su valía?
En general sí, a veces incluso más de lo que valgo.

-¿Qué esperas del amor?
Nada más que sentirlo, y nada menos.

-¿Qué le pedirías a la vida?
Que no me pida tanto.


viernes, 13 de mayo de 2011

AL OTRO LADO

“Me percaté entonces de que la alegría es un estado del alma y no una cualidad de las cosas; que las cosas en sí mismas no son alegres ni tristes, sino que se limitan a reflejar el tono con que nosotros las envolvemos”.       
 Miguel Delibes “La sombra del ciprés es alargada”


  Porque no siempre la vida anda hurgándote en las heridas subterráneas del alma, puliéndote el corazón en piedra y derribando todos los muros que levantaste para protegerte de las tempestades que acechan sobre los tejados. Porque hay días que se presentan como un regalo inesperado cuando dabas por perdida la batalla en tu campo de rastrojos, y te marchabas con la mirada en cuclillas hacia el amargo territorio de los vencidos. Y te llaman, y abren sus brazos de par en par como los rayos del sol de un dibujo infantil. Y entonces notas que se vuelven a abrir los surcos por donde siempre se cuela la vida, gota a gota, hasta que vuelve a fluir el río. Porque a poco que arañes las paredes que te encarcelan aparece el azul bajo los grises y una ventana de cristales abiertos esperando que la saltes. Al otro lado. Allí donde las agujas avanzan a tu ritmo y los tiempos muertos sólo sirven para tomar impulso y seguir ascendiendo como una cometa arrastrada por la brisa de la playa. Allí donde puedes ver todo el lastre que tuviste que soltar, y comprobar que es posible sin que duela.
Porque nada encuentra más que congoja quien no escarba con uñas y dientes bajo los escombros del dolor y la pena.

miércoles, 4 de mayo de 2011

EN CALMA

"Con la libertad, las flores, los libros y la luna,
¿quién no sería perfectamente feliz?"
                                     Oscar Wilde


Hay días que no me habitan los relámpagos ni las nubes ocultan el color real de los rincones del cielo por dentro. Cuando abro la ventana puedo verlos bajando por los tejados de la ciudad, apresados por los cristales, contando sus pasos acelerados hasta agarrarse a los barrotes de mi terraza. Abajo todo continúa igual, la rutina con sus ruidos, las idas y venidas de una estación que se sabe de paso lánguidas y cansadas, soportando el peso del mercurio sobre los hombros. Y el olor de las flores escalando las fachadas desde la acera hasta mi cueva de puertas abiertas. La brisa avanza por mi cuerpo de puntillas y acaba enraizándose detrás de mis oídos, y me susurra que aún hay la suficiente luz para que la tarde siga latiendo en mis aurículas. Y me dejo llevar, cierro los ojos y ya no siento escalofríos, el tiempo ralentiza su marcha y dibuja una sonrisa invisible al borde del horizonte llenándolo todo y vaciando mi mente, y el silencio se enreda en un bucle de aire templado y de calma derramándose por mi espalda.

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