Juan José Millás “El mundo”.
Aquellos días solían ser grises y gélidos, el frío se colaba por mis poros instalándose cual manto helado encima de mi esqueleto, como si llevase una segunda piel de escarcha arropándome los huesos.
Jugábamos en la calle, hasta el anochecer, cuando los termómetros se conjuraban con los vientos del Polo Norte, y la Dama de las Nieves comenzaba a derramar sus lágrimas de rocío sobre las aceras y los coches.
En poco tiempo, una fina capa de hielo invisible, lo cubría todo. Las calles permanecían desoladas, quietas, congeladas.
Apenas sentía los dedos de los pies, y los de las manos, de color morado, parecían a punto de estallar.
Recuerdo que todo estaba frío, los escalones donde nos sentábamos a cambiar cromos y hasta los mismos cromos, los bancos de piedra del paseo donde intercambiábamos confidencias, y el agua del saltador que salpicaba pequeñas gotitas como cristales diminutos que se clavaban en la cara. El frío estaba en la atmósfera impregnándolo todo. Hasta el pelo estaba frío y parecía que se rompería si lo doblabas con los dedos, como si fuesen finos hilos de hielo.
Pero cuando uno es niño y tu único mundo el juego, no cabe espacio para sentir el invierno.
Calle, amigas y frío, se unían en perfecta comunión en mis años de infantiles emociones. Corríamos por las calles cuyo silencio sólo lo cortaban nuestras risas, dejando entrar el aire frío en las bocas abiertas, y descansábamos en los escalones de las casas, hasta que las nalgas se volvían insensibles. Las rodillas, entre la falda y los calcetines, eran dos terrones de hielo.
Recuerdo el baño de los viernes, en un cuarto de aseo frío, cuyas tuberías de plomo se congelaban y reventaban dejando los grifos secos. Recuerdo las reuniones familiares alrededor de un brasero de ascuas que invitaba a la charla y al parchís o las cartas. Recuerdo las Navidades más frías, y a la vez, más cálidas.
Y ahora, esos recuerdos que se incrustaron en mi memoria como el frío en mis huesos, regresan cuando retorna el invierno, produciendo en mí las más confortables sensaciones.
Por ello necesito el invierno para vivir. Aire fresco y agua helada son mi mejor alimento. Y un día de lluvia, mi paisaje perfecto.
Estupendo recuerdo de la infancia y muy común a muchísima gente de más de 40 años.
ResponderEliminarLa frase esa = El que sentido frío de pequeño, sentirá el frío toda su vida , es aplicable a mi persona.
Con nueve años me metieron interno en un colegio a estudiar el bachillerato, y el frío que hacía en las aulas y en el dormitario, NO SE ME HA IDO NUNCA.
Odio el frío.
Como siempre bellisima tu prosa, llena de sensibilidad y dulzura. Pero esta vez no puedo acompañarte en estos recuerdos
ResponderEliminar"Jugábamos en la calle, hasta el anochecer, cuando los termómetros se conjuraban con los vientos del Polo Norte, y la Dama de las Nieves comenzaba a derramar sus lágrimas de rocío sobre las aceras y los coches"
porque por entonces yo andaba descalza por las playas del Caribe. Puede sonar muy bien visto a años luz como algo turístico, pero no lo era en absoluto. Si físicamente nunca sentí ese frío pero ssí que lo he sentido resbalar muchas veces por las paredes del alma.
Besos amiga, me gusta leerte.
Hola Elena!! Qué recuerdos más bellos!! Lo contás con tanta ternura que me parece sentir ese sentimiento que tan bien describís. Hermoso amiga.
ResponderEliminarBesosssss
Tellagorri, yo odio el calor. De pequeña sentí frío todos los inviernos, como todos, pero esos inviernos siempre estaban rodeados de amigas, juegos, familia, navidades... Por eso el frío me llega acompañado de ternuras.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Katy, tú siempre tan amable conmigo.
ResponderEliminarEspero que tu alma disfrute la calidez que algún día perdió.
Desde aquí te mando un abrazo calentito y un besazo.
Gabriela, espero que el sentimiento que recibiste del texto no te haya dejado helada el alma.
ResponderEliminarBesos para ti.
hola amiga, leyendo tu entrada he sentido unos repelillos, ¿Será el fresco que hace en Carteya ?. es cierto eso que de niño no te da mucho frio porque están corriendo todo el día y jugando, pero ya de mayor. Elena , antes no me daba frio, pero ya con unos poquitos de años cada vez me da mas fresco y ahora la sensacion de frio no se me quita. Me arretiro del calorcito y se me congela hasta el sentimiento.
ResponderEliminarjajajajajaja. Qué exagerado verdad. jajajaja.
AMIGA , un besito y disfruta el puente -acueducto. Que seas feliz siempre.
Pues sí que eres un poco exagerado, como buen andaluz, jajaja...
ResponderEliminarEs que estamos muy mal acostumbrados y no hay quien nos retire del braserito.
Tápate esa cabeza para que no se te congelen las ideas, jaja...
Besos.
Qué bonito escribes, amiga Elena..., que encanto poder leerte sin parpadear, con visión fija que hasta los ojos se me secan y diciendo: que siga..., que siga la historia..., que no acabe nunca!!!; que gusto poder limpiarme después la baba que a veces hasta se me congela y es que cuando hace frío..., a mí me dá más que a nadie y, cuando hace calor, parece que tiene fijación conmigo y no me deja de perseguir!!!. Una que es rarilla!!!!.
ResponderEliminarSígueme escribiendo...
Abracitos!!!.
De eso nada de nada, mi Lolilla no es rarilla.
ResponderEliminarEs cariñosa, y muy generosa. No le importa mostrar sus sentimientos, mujer de principios, siempre leal y fiel a los amigos.
Te pasa como a mí, me da más frío que a nadie y más calor también, pero si algo no soporto es "la caló". Esos 40 grados cordobeses, sudando todo el día, sin poder coger el sueño por las noches,... que no, que no, que no quiero verano.
Lola, el otro día conocí al amigo Paco, me gustaría que nos juntáramos a tomar un café o lo que se tercie, podíamos quedar el fin de semana del 12-13, con Adelaida, Tú, Paco y yo.
Nos mandamos un privado ya sabes dónde.
Besos.
Pues a ver si puede ser..., por mí encantada!!!!.
ResponderEliminarVoy "pal private"!!!!!.
A mí también me gusta más el invierno que el verano. Todo mucho más ordenado, cada uno en su sitio y sabiendo que ropa ponerte, sin embargo en verano sale uno con cualqquier cosilla y ya esta.
ResponderEliminarPues en mi vida que yo recuerde hay dos días bastantes fríos y son:
- En primer lugar en Ciudad Rodrigo ( Salamanca ), uff cuando nos bajamos del autobus, nos volvimos a subir
- En segundo lugar fue en Francia en la vendimia. Mi hermano a eso de las 8,30 de la mañana me dijo que si podía hacer el huevo y le dije que claro que sí y el me hizo un gesto como intentando cerrar la mano sin llegar a poder cerrarla yo lo imité sin exito también
Por aquí ya comienza a lloar la dama de las nieves
Un besote resala
En invierno que recuerde como era tan movida nunca le decia a mi madre que frio tengo, es con el pasado de los años que siento el frio dentro de mi, que necesito buscar zonas calidas que me hagan llevar mejor el invierno.
ResponderEliminarUn buen post, lo recuerdos son parte importantes de nuestra vida.
con cariño
Mari
Ya sé Antonio J., lo que más te gusta es el tiempo que llega tras el 12 de Octubre.
ResponderEliminarImagino el frío francés, en esas viñas gigantescas...
...Y el frío que hace en Carteya, ufff..., con lo calentita que estoy yo en Córdoba, jeje...
Un beso para ti y otro para mi gallega favorita.
Mari, cuando somos niños no sentimos el frío ni el calor, sólo queremos jugar.
ResponderEliminarMe hace gracia cómo las madres abrigan a sus hijos en el parque cuando ellas tienen frío..., a ellas les ponía yo el gorrito, jajaja...
Besos Mari.
me gusta mucho el invierno .. puedo usar ropa bonita sin que me de tanta vergueza mi cuerpo... pero la lluvia me pone triste.. me dan ganas de morir.. y curiosamente descanso.. besos!
ResponderEliminarZully, la lluvia sólo es agua, no pasa nada por mojarse. Es agua que lo limpia todo.
ResponderEliminarLo de la ropa es verdad, una buena capa, todo lo tapa, jajaja...
Besos.
Me encanta o me encantaba el invierno. Me sentaba viendo como el agua de lluvia caía y golpeaba las ventanas de nuestra casa. Y si venían los temporales acompañados de truenos y relámpagos, ya tenia el cóctel perfecto para pasarme las horas mirando los oscuros cielos de Coruña.
ResponderEliminarSiempre me gusto notar el invierno en mi cara y la lluvia golpeando mi cabeza, y mirar a la lluvia azotando el Atlántico... No se, quizás en esto se note el por que noto tanto la ausencia del mar ahora que por primera vez en mi vida no le tengo a mi lado.
Un besote, Elena.
P.D.: De parte de tu amiga Henna, que no tardara en aparecer. jajajajajaja
Javier, yo disfruto viendo y oyendo llover.
ResponderEliminarQuizá porque por aquí llueve poco y recibo un día de agua como algo extraordinario.
Y odio el calor, precisamente porque los veranos cordobeses son interminables, los 38º son frescos para mí acostumbrada a los 40º-42º.
Comprendo tu morriña, tengo una cuñada gallega.
Dile a Henna que la espero. A ver si su autor la devuelve a escena. Es que últimamente está muy peleón y parece haberse olvidado de los que seguimos la historia.Jajajaja...
Un bico, resalao.
Recuerdo, Elena, que le dije a un amigo sevillano, friolero donde los haya, que me encantaba que aquel día hiciera frío en Sevilla. No lo entendió, se quedó en casa y yo me fui a pasear y me encantó sentir el frescor sevillano en mi cara.
ResponderEliminarEl frío es precioso, pero… si en Septiembre ya no puedes ir en manga corta, si en Octubre el jersey es algo imprescindible, si en noviembre la prenda de abrigo ya no te la quitas nunca en la calle. Si en diciembre ya empiezas a pisar nieve y amaneceres a menos cuatro grados. En enero tienes que seguir saliendo a la calle con bufanda, guantes y en Febrero más de lo mismo y en Marzo, a lo mejor dejas la bufanda y guantes pero sigues con la prenda de abrigo y Abril alguna día puedes ir con jersey y en Mayo alguna hora despistada, puedes salir al mediodía pensando que en junio podrás, con suerte ir de nuevo en manga corta.
Como entenderás, Elena, el frío es precioso pero te lo regalo todo para ti y para siempre. No te cobro nada.
Un cordial saludo.
Fernando, jajaja...me has hecho reir, jajaja
ResponderEliminarVamos a ver, yo prefiero el invierno, porque mis inviernos no son como los del norte, claro está.
Yo te regalo para ti solito, y sin cobrarte nada, los 45º a la sombra cordobeses desde Junio hasta Septiembre. Los 30º a la una de la madrugada de Julio y Agosto, dando tumbos en la cama sin pegar ojo. Los sudores a los dos minutos de haberte duchado..............
........¿Qué más quieres, quieres más? Jajaja...
Besos.
Hola Elena.
ResponderEliminarA mí me gusta más el verano.
El frío pone roja la punta de la nariz, congela los mocos, hace saltar las lágrimas y le da un hábitat paradisíaco a los sabañones de los pies y las manos.
En nuestra tierra las casas están preparadas para el calor más que para el frío y con éste la convivencia es más dura.
Yo también tengo esos recuerdos del paseo al anochecer...
¿Jugaste tú alguna vez "al pelote" en el rincón del asilo?
Era la única forma de calentarse. jajajaja
Bueno, amiga, muchos besos y esta navidad tenemos que quedar una tarde a charlar largo y tendido.
Toma nota, que lo haremos ¿ok?
Cuando somos niños todos hemos pasado frío, por muy arropado que estuviésemos, pienso que será porque no se tienen las mismas calorías que de mayor, pero para eso esta el no estarse quietos ni un momento, estar siempre corriendo o jugando, ahora de mayor si tenemos frío, no nos movemos de la mesa camilla y nos ponemos un jerseys encima del otro, aunque ese no es mi caso, de pequeña la mas friolera del mundo pero ahora con la menopausia tan calentita que tengo, no siento ni gotita de frío nunca, así que imagina cuando llega el verano el infierno que paso aquí en Córdoba, un sudor detrás de otro y no veo el momento de salir de la ducha. Supongo que cuando esto pase, volveré a sentir el frío esta vez de la vejez. ¡Cuanto se cambia en la vida!. Tu relato precioso como siempre y una delicia leerte, no dejes de escribir amiga Elena un besito.
ResponderEliminar,
Adelaida, el rincón del asilo estaba más disputado que el regalo del roscón de reyes, jajaja...
ResponderEliminar¡Claro que sí! además que estaba calentito de verdad ¿eh?
Adelaida, he quedado con Lola para vernos el fin de semana del 11-12-13, iré a Carteya el 11 por la tarde, el 12 voy al teatro, actúa mi padre.
Yo no tengo el tfno. de ella, queda tú si te puedes poner en contacto. El tfno. de Paco lo tiene mi hermano.
El teatro es a las 7,30 de la tarde del 12, pero podemos quedar después de comer hasta las 7h.
Hablamos en los privados, ya sabes dónde.
Besos, allí te espero.
¡Ay, Cordobesa! perdona pero me has hecho reír, con las calores menopaúsicas.
ResponderEliminarNo te preocupes, tarde o temprano pasarán y podrás sentir el fresquito invernal.
Gracias por tus visitas, te las agradezco.
Besos.
Un beso valenciano cuñada...sin frio.
ResponderEliminarUn tiempo muy dado para el paseo, la horchata y el fartón.
Frio que nos hacía fumar con el vaho que exhalábamos....agüilla en vez de mocos...pero en la calle...siempre en la calle.
Un besico.....
¡Ayyyy... pillina, qué bien te lo montas!
ResponderEliminar...En la calle, siempre en la calle, y ahora siempre delante del ordenador. ¡Qué vamos a hacer, los tiempos cambian!
Por cierto, ya me dirás lo que es el fartón, cuando vengas, en una de nuestras charlas telefónicas.
Un beso guapetona.
Acertadas tus palabras Mª Carmen. Hay que disfrutar de todas las estaciones del año, pero el invierno, no sé si por la Navidad, es la más acogedora, la que me trae los más bellos recuerdos.
ResponderEliminarAdemás, con frío nos dejaban salir a la calle, pero con calor, no había quien saliera por la siesta.
Besos, amiga.
Un escrito maravilloso donde su lectura se vuelve muy agradable y los recuerdos afloran bellamente.
ResponderEliminarTe felicito.
Un placer leerte.
Muchas gracias Salvador. Siempre gusta parecer agradable.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Un abrazo.
Me gusta como escribes, Me gusta el sol aunque haga frio. No soporto los cielos tristes.
ResponderEliminarEs una pena que esté tan lejos, pero me encantaría apuntarme(por la cara) a ese café que esta organizando entre amigos.
Seguiré leyendote. Saludos. Mäximo Cano
Agradezco tus palabras, Máximo. Aunque escribo sin pretensiones, siempre es agradable gustar.
ResponderEliminarLo del café...quién sabe, cosas más difíciles se hacen realidad.
Un beso.
Elenísima, yo estoy viviendo esos fríos niños tuyos, ahora, cuando ya soy una adulta... Cuando llegué a España, en Febrero de 2003,el frío se me instaló en los huesos y tenía frío aún estando pegadísima al brasero o a la chimenea. Supongo que se me juntaba el frío de la tristeza, con el frío invernal...
ResponderEliminarPero ahora te leía y me parecía que habías estado espiando mi "azotea" revolviéndome los recuerdos invernales que ahora puedo decir que tengo: eres genial escribiendo :)
Yo nací y crecí en Caracas, la ciudad de la eterna primavera, la de los cielos azulísimos y los verdes más rabiosos y espectaculares que puedas soñar jamás... y bueno, este cuerpo tropical mío echa de menos aquello, ni modo!!!
¿Sabes a lo que no me voy a adaptar jamás y me los ecucharás decir una y otra vez, protestando??? A ese "saca ropa y guarda ropa" en los cambios de estación!!! jajajaja
Ese libro de Millás es un sueño, me encantó! ;)
Va un besoooooooote pa'llá arriba!!!!
Bueno, Azul, espero no haberte provocado más frío del que hace estos días en Córdoba.
ResponderEliminarCaracas tiene que ser una maravilla, toda verde...
Fíjate, al contrario que a ti, a mí me encanta que haya variedad en el tiempo, así nos podemos cambiar de ropa, ahora un abrigo y mañana una camiseta, jajaja.
El libro de Millás lo leí este verano y me encantó, lo devoré en unos días.
Gracias por tus palabras tan generosas.
"Pabajo" va otro beso.
Mi querida Elena, de nuevo me he ido con tu recuerdo que es mi recuerdo. Creo que jugamos en el mismo sitio, en las mismas calles y se nos congelaron las rodillas. En aquel tiempo hacia mucho frio o por lo menos asi lo recuerdo, pero no nos importaba. Y recuerdo el baño y como mi madre calentaban la ropa interior en el brasero antes de ponermela, esa sensación no la olvidaré nunca.
ResponderEliminarEres genial para retratar tu/mi infancia. Felicidades por tu maestría.
Un besazo infantil
Gracias Mª José, a veces pienso que os aburren mis recuerdos, pero es lo que más fácilmente me sale de la mente para escribir.
ResponderEliminarMe alegro que los míos os hagan recordar los vuestros, y que ese recuerdo os sea agradable.
Un fuerte beso.
Hola Elena, en mi blog Tocando otros palillos,
ResponderEliminarhttp://katy-tocandootrospalillos.blogspot.com/
te he dejado un regalito. Puedes recogerlo si te apetece.
Me haría ilusión que lo hicieras.
Un beso
¡Qué gusto leerte Elena!!
ResponderEliminarHago mías tus palabras, pues explican de manera más bonita mi "necesidad"...
"...necesito el invierno para vivir. Aire fresco y agua helada son mi mejor alimento. Y un día de lluvia, mi paisaje perfecto."
Saludos
¡Hombre 1600! Me alegro de que haya al menos alguien a quien le gusta el invierno como a mí.
ResponderEliminarPor aquí no hay más que frioleros, jajaja...
Gracias por tu visita y por tus palabras tan amables.
Un beso.