Andrés Trapiello “El gato encerrado”
El ruido se queda fuera. Dentro, el silencio se hace denso y deja escuchar sus latidos como golpes gruesos en la piel del vacío.
Detrás de la ventana cerrada la vida aporrea los cristales, pero sólo consigue colarse tímidamente, como un ladrón en casa ajena.
Hay días en los que sólo quisiera escuchar el silencio, en los que, si el mundo tuviese una ruedecita para el volumen, buscaría un objeto punzante y haría palanca sobre ella hasta hacerla saltar por los aires en trocitos diminutos imposibles de recuperar, y dejaría mudo al mismísimo sordo mundo.
Son esos días en los que te molesta hasta el saludo de los vecinos en el ascensor, y sales a la calle con los dedos cruzados esperando no encontrarte con nadie ni nada que perturbe tu buscada y silenciosa soledad. Son días en los que hasta el trino de los pájaros caracolea incesante por el laberinto de tu oído y se pierde por las paredes internas de tu piel haciendo temblar el sístole de tu corazón.
Hay noches que me regalan sueños en los que es posible un mundo mudo, a pesar de los ruidos.
Ese ruidoso silencio de nuestros adentros que, en ocasiones, buscamos a gritos y no nos dejan gozarlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces no nos dejan escuchar el silencio de nuestros adentros ni tampoco el de fuera.
EliminarUn abrazo José Antonio.
El silencio es tan necesario que molesta escucharlo. Me voy sigilosamente sin hacer ruido.
ResponderEliminarA mí hay veces que el silencio no me molesta, más bien lo necesito.
EliminarUn beso Ester.
Me he explicado fatal, quería decir que es necesario y no me molesta escucharlo, yo también lo necesito. Abrazos otra vez
EliminarSí, Elena, pero en algunas ocasiones el silencio es agobiante, parece que nos oprime, y deseamos salir de él como sea. Ocurre también, que en muchas ocasiones, es pero el remedio que la enfermedad. Saludos desde mi mejana
ResponderEliminarSí, pero yo hablo del silencio que se anhela y no se encuentra.
EliminarUn abrazo Felipe.
Manuel.74.
ResponderEliminarEl silencio de por sí, es muy calladito, pero este tu silencio, le has subido el volumen y es un placer escucharlo.
Buenas noches, Maria Elena.
Muchas gracias Manuel, eres muy generoso conmigo.
EliminarUn abrazo.
Hay silencios y silencios. Te entiendo y te comprendo pero con matices.
ResponderEliminarA veces me encantaría ser anacoreta y perderme en alguna cueva lejana pero eso si acompañada del rumor del mar, el murmullo del agua, de los sonidos de la naturaleza que me dan vida. De hecho hay que hacer silencio en nuestro interior también que a veces nuestros pensamientos estorban.
Como siempre me dejo llevar de tu pluma.
Bss y te deseo una genial semana, sin ruido, sin prisas...
Uf, me iría contigo a ese lugar donde escuchar el rumor del agua, prometo estar calladita a tu lado.
EliminarUn beso Katy.
Y aún podríamos distinguir entre el silencia propio y el ajeno, por lo de la belleza que dice Trapiello,que mejor homenaje que quedarnos sin palabras.
ResponderEliminarSobre el ajeno, es verdad, para pensar, decidir, saber donde tenemos puestos los pies, donde los pondremos y porqué, hace falta paz.
Un abrazo.
Un abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo, a veces el silencio nos regala la paz necesaria para pensar, decidir, o simplemente dejar la mente en blanco.
EliminarUn abrazo Dlt.
Estoy de acuerdo,
ResponderEliminarYo acabo de disfrutar de un fin de semana sin ver a un ser humano en todo este tiempo, pero he tenido que escuchar a pájaros, grillos y cigarras, lo cual no me molestó.
Cómo te envidio, nada como el silencio para el descanso.
EliminarSaludos Mamuma.
Querida Elena : A veces el silencio se convierte en un sufrimiento porque sentir soledad casi continuamente no es nada bueno , te parte el alma y te hace sentir tristeza y otras veces la soledad es necesaria para relajarnos , decidir, soñar, descansar del ruido . Yo creo que hay silencios y silencios . Como todo en la vida tiene su parte positiva y negativa .
ResponderEliminarUn placer volver a leerte querida Elena , siempre lo es para mi. Un abrazo grande.
El silencio que no es buscado connota soledad, yo hablo del que buscamos, del que nos proporciona la paz ansiada.
EliminarUn beso Charo.
Como te entiendo, ese silencio que tantas veces se necesita y que no se suele encontrar facilmente.
ResponderEliminarSabes ...conozco de gente que vive sola y habla en alto para oir voces, de todo se cansa uno.
Un abrazo y gracias por pasar por mi blog y comentar.
Lo creo Chelo, en Pitres, un pueblo de la Alpujarra granadina no se oía nada, hasta tal punto que las campanas de la iglesia me dieron un buen susto cuando rompieron sin avisar el silencio.
EliminarGracas a ti Chelo, para esta casa es un honor tenerte de comentarista.
Un beso.
No hay nada mejor que disfrutar de ese silencio buscado y la paz que nos da el silencio.
ResponderEliminarBesos.
Totalmente de acuerdo contigo.
EliminarUn beso Rafaela.
Coincido plenamente: el silencio es la más armoniosa de las músicas; luego queda la hambruna del encuentro y la predisposición a la escucha.
ResponderEliminarBesos.
Y qué mala esa hambruna ¿verdad? Con qué soledad nos empuja el silencio no buscado.
EliminarUn abrazo Fco.
Algún día inventarán algo que nos permita oír a voluntad. Hasta entonces habremos de conformarnos con esos raros momentos en los que podemos aislarnos.
ResponderEliminarNos conformaremos pues. Aunque tú lo tienes muy fácil con sólo contemplar alguno de esos paisajes que visitas.
EliminarUn beso Tawaki.
Aquí el silencio es la ley, salvo cuando doblan las campanas como ahora.
EliminarElena. Hay veces que es mejor el silencio que escuchar ruidos en forma de voces sin sentido. Muchas veces deseo ése silencio, hasta puedo decirte que recien hoy me siento frente a la PC para cortar el silencio que guardé durante un tiempo, por esos avatares que nos regala la vida y no siempre son buenos. (aunque sigue siendo bella).
ResponderEliminarUn cálido abrazo amiga.
Hoy escuchas un silencio impuesto, de ésos que la vida nos obliga a oír a pesar de que no queremos. Estoy a tu lado.
EliminarUn abrazo Roberto.
Silencios necesarios para poner en orden nuestros pensamientos.
ResponderEliminarLlego aquí a través de Ester y otros amigos, te veo todos los día por allí y hoy me he acercado aquí.
Sin tu permiso me quedo por aquí.
Un beso desde Béjar
El silencio, a veces, es tan necesario como el ruido que nos recuerda que estamos vivos.
EliminarBienvenida Laura.
Un abrazo.