John Steinbeck
Llegó tan de puntillas que algunos creyeron ver cómo un viento desorientado helaba los números sobre los calendarios, y hubo quien como yo quiso creer que las certezas a veces se convierten en casualidades. Pero no, sus tímidos pasos derivaron en zancadas de gigante horadando la línea del horizonte, y lo que algunos creímos a pies juntillas se fue diluyendo con la misma rapidez con que el verano caía a plomo sobre los campanarios de la ciudad, derritiendo el azul del cielo por los extremos.
A estas alturas sólo me queda rezar todas las oraciones que no me sé en un último intento para que retome su carrera hacia la lejanía, allí donde los meses se trastocan con los de este lado del mundo; con perdón.
Porque quiero volver a ser yo, sin miedo a los grados que perlan mi frente, retomar la vida vertical y activa, y envolver mi cuello de colores mientras el frío tensa mis mejillas ahí afuera y el húmedo asfalto vuelve a mis botas hasta la rodilla.
Porque donde algunos ven vida yo adivino la textura quebradiza de las hojas a punto de caer de los árboles amarillos, definitivamente muertas. Porque la vida, lejos de lo que pueda parecer, vuelve a brotar sobre su esquelética desnudez. Y yo, viva otra vez, como los árboles sus hojas, voy dejando caer, muy lentamente, la lasitud, el hastío, el tedio, la falta de ganas y hasta los grados que perlan mi frente.
¡Que bien escribes jodia!
ResponderEliminarDos meses de calores, y lejanías, cada bloguero a su esparcimiento, pero ya vamos volviendo al olivo. Y que ganitas de que llegue el otoño, con todo su color, su fresquito, sus horarios, el orden en la casa, los atardeceres dorados.
Me alegro de leerte. Un abrazo
Hola Ester, también me alegro yo de volver a verte. Poco a poco retorna la normalidad, ¡bendita rutina!
ResponderEliminarUn abrazo bien grande.
No hace falta realizar un gran esfuerzo. El ciclo viene predeterminado, como las estaciones, como las hojas del calendario, como casi todo lo que hacemos y el momento en el que lo hacemos, siguiendo el ciclo de la naturaleza hasta su fin, que también lo hay.
ResponderEliminarBienvenida y un abrazo.
Cierto DLT, el ciclo viene dado sin que nosotros hagamos ningún esfuerzo, pero hay lugares en que ese ciclo parece girar con la lentitud de la aguja que marca las horas en un reloj.
EliminarUn abrazo.
Verdaderamente precioso, Elena.
ResponderEliminarVaya vaya, me has adelantado y que bien escribes muchacha a pesar del calor. Aunque ya sabes prefiero las perlas en la frente y no las estalactitas que me hielan. Pero eso nos es obstáculo para que te quiera de verdad y estés mu cerquita de mi:-)
ResponderEliminarMe alegro de verte nuevamente por aquí y espero que con frecuencia. Porque este talento tuyo.... hay que prodigarlo un poco más
"El verano caía a plomo sobre los campanarios de la ciudad, derritiendo el azul del cielo por los extremos."
De Premio Planeta.
Bss
Hola Katy.
EliminarHe aprovechado estos días en que las tormentas han refrescado algo el ambiente para retomar la vida "blogueril", jajaja...
Te voy a confesar un secreto, el texto que has copiado, en un principio decía así: "El verano caía a plomo sobre los tejados de la ciudad, derritiendo el azul del cielo por los extremos", pero me acordé de ti y los tejados fueron cambiados por los campanarios. Ea, un guiño "pa mi Katy".
Un besote.
Pues mil gracias, ya ves que me quedé con a frase.:-)
EliminarY me gusta más que los tejados que también:-)
A ver si saco ya un hueco porque estoy baldada con la espalda y publico algo. Será un churro al lado del tuyo pero irá con cariño:-)
Bss
El cambio de estación nos trae rutinas nuevas, pero también ilusiones inéditas.
ResponderEliminarBueno, en realidad aún queda para el cambio de estación, yo me conformo con que ésta, el verano, se vaya sin hacer mucho ruido.
EliminarUn abrazo Tawaki.
Algunos necesitamos aparecer cada día para hacernos notar; a tí te basta hacerlo de tarde en tarde para sentar cátedra. Me ha encantado tu entrada. No dejes nunca de escribir al ritmo que buenamente te apetezca.
ResponderEliminarBesos.
Ay Francisco, no me seas humilde, tú aparece todos los días que lo bueno nunca cansa.
EliminarUn abrazo.
Un placer volver a verte por aqui y poder disfrutar de tus excelentes escritos.
ResponderEliminarAh!!! Y por si no lo sabes siempre hago lo mismo, entro te leo me salgo sin hacer ruido y vuelvo a entrar el dia siguiente para, una vez que sé de que va, recrearme en la lectura.
Un fuerte abrazo
El placer siempre es mío Chelo.
EliminarSabes que la puerta está abierta para ti, entra y sal cuando quieras.
Un abrazo.
Manuel.74
ResponderEliminarHoy la visita a este espacio ha sido positiva, me puedo dar por satisfecho el poder leer un tema tan bien elaborado y muy emotivo, cada una de sus frases, te hacen meditar sobre su profundo contenido, como si emanaran de entrañables sentimientos.
Gracias Maria Elena, por ofrecer este tema.
Hola Manuel.
EliminarMe alegra que la visita te haya parecido positiva, nada me apenaría más que causaros hastío en esta casa.
Un abrazo.
Yo también entro y salgo, como Chelo!
ResponderEliminarY no sé si ando en vertical, en horizontal o... más bien a rastras!
Se alegra una de verla a usted de nuevo por aquí, doña Elena!
Besotes!
;)
Te digo lo mismo que a Chelo, entra y sal cuando quieras, estás en tu casa.
EliminarTambién me alegro yo de veros, doña Edurne.
¡Bienvenida! Aunque tardes en escribir siempre te espero con la certeza de me gustará lo que escribes.
ResponderEliminarQue largo se hace el verano en la ciudad.
Un abrazo.
Me alegro de verte Rafaela.
EliminarGracias por tus palabras.
Un beso.
Elena. Por este lado del mundo ya se acerca la primavera y luego vendrá el tedioso verano. Por más que me vaya de vacaciones, me interne en mi casa bajo el aire acondicionado, me duche diez veces por día, y que el día es más largo y todos los blabla que haya, sigo prefiriendo el otoño y el invierno siento el frío y lo combato mejor, un buen café al lado del hogar me hace olvidar que estoy en invierno. Ah! y no por éso soy para nada aburrido, como quieren hacerme creer los adoradores del calor.
ResponderEliminarUn abrazo.
No sabes cómo te entiendo, creo que el frío tiene mejor remedio que el calor, sólo hay que meterse en un buen abrigo.
Eliminar¿Aburrido el invierno? tristes y aburridas las calles desiertas, con el asfalto ardiendo y las gentes metidas en sus casas todo el día en verano.
Un abrazo.
Joder, Elena, ¡vaya entrada que nos regalas en tu retorno! "Y yo, viva otra vez, como los árboles sus hojas, voy dejando caer, muy lentamente, la lasitud, el hastío, el tedio, la falta de ganas y hasta los grados que perlan mi frente." Es una gozada leer este párrafo con el que finalizas porque ello nos indica que vamos a tener el placer de leerte muchas veces de nuevo. Un abrazo desde mi mejana
ResponderEliminarCon qué buenos ojos me leéis. Agradezco tus palabras, tu generosidad. Pero no creo que me prodigue mucho más por aquí, lo mío es la brevedad y las cosas con mesura; por nada quisiera cansar al personal.
EliminarUn abrazo Felipe.
Hola Elena ! Estoy muy de acuerdo con lo que te dice nuestro amigo Francisco y te diría lo mismo , has tardado pero siempre me encanta lo que escribes ¡ ese corazón y esa alma cordobesa son muy grandes y encierran muchos tesoros !
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Charo. Me alegra que al menos te vayas satisfecha de esta casa.
EliminarUn beso.