El mar es una estatua derribada.”
Francisco Umbral “Mortal y rosa”
No es mi sitio. Por mucho que haya perdido la cuenta de las veces que pronuncié tu nombre en mi cabeza, tan bajito que ni siquiera mi voz se apreciaba como un leve murmullo al borde de tus oídos de espuma. Pero ahí estabas, inmenso y gélido como el amor no correspondido, enorme y profundo como el abismo de una mirada que te interroga buscando certezas, huidizo y misterioso como los amores imposibles. Me llamaste y caminé hacia ti, con los pasos torpes y decididos del amor que se entrega, con más miedos que certidumbres y un sol lavado llamando a las puertas de mi espalda. El cielo me regalaba todas sus horas mientras tu abrazo se hacía largo en la infinita línea final, trazada con tiralíneas. El tiempo rodaba lento en el devenir de las cosas que se mueven dentro de sus horas, y así pasaron quince mañanas con sus quince noches en las que me sumergí como si de mí no se tratara, viviendo la vida lenta y horizontal de otra persona, en un lugar que me susurraba que aquél no era mi sitio, y que no me pertenecía por mucho que pronunciara su nombre al borde de sus oídos de espuma.
Don Juan Ramón (Jimenez) el de las elegías andaluzas, váyase olvidando de sus famas que le ha salido la que le está tapando en literarios lances líricos.
ResponderEliminarOye, doña, pareces un viejo almirante de los oceanos añorando sus amores marineros. Y eso que no es "tu mar". Si pasas dos meses más mirando las espumas y los horizontes de puestas de sol en "la mar" (como dicen los marineros), te me enrolas en un buque velero rumbo a emular a Don Juan Sebastián Elcano.
Para que luego venga un "madriles" a escribir que en las calles de MadriZZ hay tranvías para "extranjeros andaluces".
Hola Elena!! Volvieron tus hermosos relatos, los extrañaba. El mar es misterioso, libre, apasionado, pero creo que a veces uno lo puede disfrutar sólo un tiempo y después viene la melancolía, la nostalgia de nuestro lugar, de nuestro aire, de nuestros aromas... Hermoso amiga.
ResponderEliminarBesossssssssss
Aisss Tella, no me compares con los grandes que me muero de la vergüenza y seguro que provocas más de una carcajada en los comentaristas.
ResponderEliminar¿Embarcarme?, no sé no sé, le tengo mucho respeto al mar, tanto que entro en él de cara pero cuando el agua me llega al cuello me doy la vuelta para no ver el horizonte y la inmensidad. Me da vértigo. Pero oye, todo es probar.
¿Quién ha dicho lo del tranvía? tendré que dar una vuelta por los blog por si me tengo que batir en duelo con alguien, jajajaja...
Gracias Gabi por tu amabilidad para con mis humildes textos.
ResponderEliminarEl placer es mío por tenerte de comentarista.
Besos.
Pues eso Mª Carmen, me encanta el mar, mirarlo, entrar en él, olerlo, pero sé que sólo lo disfruto unos días, y esos días los vivo como si fuera otra persona, son días en que todo se ve de forma horizontal.
ResponderEliminarUn beso.
Siempre está bien sentirse así en un sitio que no es el nuestro, pero que, por unos días y unas noches, lo es...
ResponderEliminarMuy poético tu relato vacacional!
Besitos espumosos!
;)
Edurne, lo bueno es sentir que es tu sitio durante un tiempo, disfrutarlo y no sentirse forastero aunque lo seas.
ResponderEliminarUn beso guapa.
Mágico Mar...
ResponderEliminar"Llegando aquí qué mas nos puede pasar,
podemor ir y preguntarle a la mar...
para que no responda con rugidos
y nos diga la verdad"
Hermoso volver a estos lugares donde uno se conecta y puede por un rato, al menos, soplar los bordes...
Saludo y beso
Elena pareces un marinero gallego mirando con morriña su amr.
ResponderEliminarAdorable Elena, quisiera susurrar en la caracola de tu oído el placer que me ha producido leerte al borde de ese mar que dices no te pertenece, pero que has hecho tuyo. Un abrazo.
ResponderEliminarMamuma, ahora que no lo tengo lo echo de menos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Francisco, la caracola de mi oído siempre está dispuesta a que le susurres todas las sensaciones bellas.
ResponderEliminarUn beso.
Será un amor no correspondido,abismal e imposible, pero siempre que lo tenemos cerca caemos en sus garras. Quizá lo haga a tractivo, como a la libertad, su gelidez y profundidad, así como nuestra imposibilidad de abarcarlo...
ResponderEliminarMe gusta tu relato vacacional, ¡qué bonita forma de contarnos tus vacaciones!
Bienvenida :)
Caemos en sus garras... siempre.
ResponderEliminarGracias a ti por estar Nusa.
El mar es algo nos atrae irremediablemente. ¿Será porque provenimos del agua?. Saludos
ResponderEliminarHola Elena,
ResponderEliminaryo soy andaluz de tierra adentro y me encantó su azul de 7 días pero más el regreso a mi mar verde.
Profundo relato.
Saludos
El mar es el mismo, pero nos parece otro. A mí me cuesta acostumbrarme a esas playas de levante o del norte en las que el sol parece salir por el lugar equivocado. Claro, después de tantos veranos andaluces... Un beso.
ResponderEliminarSerá Felipe, será.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bienvenido Juan.
ResponderEliminarAcostumbrados a un mar verde, se agradece un poco de azul, aunque nos resulte ajeno.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Tawaki, no te olvides de que en Andalucía el sol sale por todas partes, para gustos, los colores, jeje.
ResponderEliminarUn besazo.
Curioseando sobre tus vacaciones, descubro como siempre la belleza de tus expresiones.
ResponderEliminarAunque de secano desde hace años el mar siempre es mi sitio. Si algo recuerdo de mi infancia es haberme levantado el cielo azul fundiéndose en el horizonte con el mar.
Lo llevo dentro y cuando necesito soledad voy mentalmente a tumbarme en las blancas arenas del Caribe de mi infancia.
Un beso.
Oh Katy, lo que me gustaría meterme en ese mar del Caribe, color turquesa y sin olas, me encantaría. No me extraña que ese sea tu mar.
ResponderEliminarBesos.
Envidio a la gente que sabe escribir como tú. Como se nota que te has pasado unas muy buenas vacaciones. Que placer ponerte frente al mar y sentir esas sensaciones con esas palabras tan bonitas. No todos tenemos ese oido. Un abraz. Cuero. Tengo que poner anonimo porque con mi cuenta no sale
ResponderEliminar¿Cuero? ¿Eres Curro? Creo que sí.
ResponderEliminarPues sí, he pasado 15 días muy tranquilos, comer, dormir, leer y playa, no me puedo quejar.
Un abrazo.
¡Hola, Elena! ¿No probaste a dar una vuelta en barco? (de vela, claro).
ResponderEliminarUn abrazo.
No Lavela, los veleros se veían de lejos, de todas formas no creas que me hace mucha gracia meterme mar adentro.
ResponderEliminarBesos.
Manuel, 72a.
ResponderEliminarEl Mar, se siente triste.
Tu reproches quedaron flotando en la superfi- cie, sin embargo, el mágico contenido de tus renglones, penetraron como los dardos de cúpido hasta lo mas hondo de sus profundidades.
Solo se alegra cuando sus "oídos de espuma", escuchan tus palabras.
Una vez mas enhorabuena.
Un abrazo.
Manuel, no es mi mar pero lo echo de menos cuando no lo tengo cerca, y contarle mis palabras en sus oídos de espuma es un deseo que me llena de ilusión como a los niños.
ResponderEliminarUn abrazo.