“Cuando volví a casa comprobé que la rememoración tan vívida de mejores días no me aportaba el menor consuelo.”
Miguel Delibes “La sombra del ciprés es alargada”
Regresar no es sólo subir al coche y tomar la N432 Córdoba/Granada. No es cerrar una puerta y abrir otra en otro lugar conocido y nuevo a la vez. Cuando sé que voy a volver a los abrazos y los besos de los míos, al lugar donde nací y a las calles que me vieron crecer, se me acumulan muchas emociones que amartillan con fuerza justo en el centro de mi corazón, y éste empieza a bombear sin orden ni concierto como si estuviera a punto de estallar fuera de mi pecho, porque también regreso a las calles que me dijeron adiós cuando aún era joven y que se quedaron grabadas en el espejo retrovisor del coche para recordarme, una y otra vez, que ese lugar ya no me pertenece por mucho que mis retinas guarden su recuerdo y por mucho que sus contornos decoren mis fotografías en blanco y negro.
Nunca dejará de sorprenderme la cantidad de sentimientos encontrados y a veces contradictorios que se deslizan por mi mente como cientos de dardos (envenenados) derechos a clavarse en la parte baja de mi nuca, a mayor velocidad con que las ruedas van dejando atrás kilómetros y kilómetros de asfalto. Porque sé que una gran parte de mí dejo siempre tras la puerta que cierro. Que sólo me acompaña una maleta pequeña y una lista enorme con todo tipo de afectos pero compartidos ni se sabe a qué tanto por ciento.
Y la silueta de la ciudad que va quedando atrás me recuerda que allí dejo gran parte de lo que soy y que nunca sube al coche.
Sí Mª Carmen, vuelvo una y otra vez pero siempre me queda el regusto amargo y la sensación de que no regreso a aquel pueblo de mi infancia. Ni los lugares ni la gente ni yo somos los mismos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Reverendísima
ResponderEliminarComo siempre, he disfrutado de esa prosa vuestra que es tan valiosa como el Tesoro de la Isla de los Piratas, pero, ciertamente, no me he enterado si vos emigraís, o habeís salido en dirección al Hiper, o quizá hayaís enontrado la casa del querido a escondidas.
En cualquier caso, ya que esas preguntas son impertinentes de por sí porque atentan a la privacidad, es un placer leer frases tan bonitas.
Un cariñoso saludo
Tella, es lo que me pasa por querer explicar sentimientos tan encontrados, no es problema tuyo.
ResponderEliminarDe vez en cuando visito mi pueblo, a mi familia, a los míos..., y lo hago con mucha ilusión, pero tengo la sensación de que ya no soy parte de él, es como si me sintiera una extraña, ya no es el pueblo que me vio crecer.
Y dejo atrás la ciudad en que ahora vivo, donde está mi casa, mi vida de ahora.
Uy, me siento como si estuviera explicando un chiste, jajaja.
Bueno, más o menos es eso, alegría y amrgura a la vez.
Un abrazo.
Aysss cuñada!!! qué bien entiendo ese sentimiento tuyo....!!!!
ResponderEliminarY qué requetebien lo escribes leches!!!!!!
Muasssssssss
Me imagino que sí Ana, tú debes sentir más o menos lo mismo.
ResponderEliminarPor cierto, vengo de coger navajas, jajaja.
Un beso.
Elena...
ResponderEliminarSiempre que dejamos atrás algún lugar, una parte de nosotros queda allí. Es inevitable mirar hacía atrás con cierta nostalgia, pues nuestra vida coge otro rumbo, otro más de los vaivenes que nos da. ¿quién me iba a decir a mí que acabaría viviendo en Tarragona? ¿o que estaría trabajando durante un año en la preciosa ciudad de Burgos? ora aquí, ora alla...
No obstante, aunque los km y km de asfalto vayan dejando atrás nuestro sitio, los orígenes nunca se pueden olvidar. Aquel que lo hace está condenado al ostracismo. Viva mi tierra y la tuya...
Un beso paisana
Sí Félix, yo no olvido de dónde soy, de hecho vuelvo una y otra vez. Pero no es eso lo que trato de expresar, es la sensación de vacío por llegar a un sitio distinto al que dejé. Mi vida estuvo allí pero ahora está en otro lugar.
ResponderEliminarViva tu tierra y la mía.
Un beso, paisano.
Ya veo que has cogido navajas...pero se te ha pasado leer la bofetá que me dieron el otro día....y eso que tú salesssss....se te ha pasado....eso en mi cuñá es imperdonable...que no se le pasa unaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!
ResponderEliminarElena...
ResponderEliminarPues eso mismo. El día que vuelva a Córdoba, que a buen seguro lo haré, sentiré que encuentro un sitio distinto al que deje, todo habrá cambiado, incluso me invadirá una sensación de vacio...
Besos paisana
Hola guapa, algo así sentí yo este verano al regresar al pueblo que me vio nacer. Lo recordaba como algo mio y sin embargo al pasear por sus calles me sentí como una extraña entre sus gentes.
ResponderEliminarLa verdad que no se que esperaba encontrar, si bien rememore recuerdos vividos en la infancia, salí con el regusto amargo de no haber disfrutado del momento o de lo que yo habría deseado encontrar en él.
Bueno que no me enrollo más, que tu me entiendes verdad?
Un beso.
Hola Elena esa es la parte negativa de echar raíces. La positiva es que las tienes, es algo que sientes tuyo y por eso late con fuerza ese corazoncito. “Volver a lo tuyo y junto a los tuyos.
ResponderEliminarCuando se esta acostumbrado a decir tantas veces adiós, cuando no has tenido ese sentimiento de pertenencia a ningun lugar, porque has tenido que enraizarte una y otra vez bebiendo el agua de muchas fuentes, tu corazón late unísono siempre. Nada es tuyo y te das cuenta de que estás aquí solo de paso. Pero esta es otra historia. Me has hecho reflexionar en voz alta.
Me alegro de tus sentimientos y de tu alegría y las disfruto contigo.
Ya lo sabes.
Besos
¡Ay Ana Anita Ana Mari! Cómo sabes que no se me pasa ni una, por supuesto lo leí, pero qué te iba a decir, de mi casa al Zoco me faltaba la respiración, odio el calor, el verano, y por supuesto esos 41º que ilustraban el post me dejaron sin ganas hasta de mandarte un besillo.
ResponderEliminarPero que sepas que hasta me reí leyéndolo.
Sonrisa, no hay mejor manera de entender lo que quiero decir que haberlo sentido como tú según me cuentas.
ResponderEliminarJusto es eso.
Un beso.
Katy, qué te voy a contar a ti que has recorrido medio mundo y supongo que tus raíces están en muchos sitios a la vez, aunque creo que al final uno se siente parte del lugar que habita.
ResponderEliminarUn beso.
Como una extraña en su propia casa, conozco muy bien esa sensación. El pueblo de nuestra niñez se perdió cn ella amiga mía.
ResponderEliminarAhora, como nosotras, ha crecido, ha evolucionado, ha cambiado...
las calles empedradas aparecen asfaltadas, las viejas casas son simples bloques con ventanas, los niños de antaño lucen canas y en la iglesia ya ni siquiera hay campana.
Pero cambie cuanto cambie, nos queda su esencia y los buenos momentos pasados. Y en algún rinconcito, escondida, está la niña que fuiste ayer.
Lo que fue no volverá, ahora toca disfrutarlo de otra forma, aprender a verlo con otros ojos y conquistarlo de nuevo. Mejor aún: dejar que nuevamente nos conquiste.
Un besazo!!!
Excelente Silvia, lo has captado y firmo lo que dices:
ResponderEliminar"Lo que fue no volverá, ahora toca disfrutarlo de otra forma, aprender a verlo con otros ojos y conquistarlo de nuevo. Mejor aún: dejar que nuevamente nos conquiste."
Un beso.
ELENA
ResponderEliminarEso que cuentas nos ha pasado y pasa a muchos. Tampoco yo vivo en donde nací y crecí y cuando voy a mi cuna-base no conozco ya a casi nadie.
Los de mi edad se han muerto la mayoría y a sus hijos no conozco.
Da pena. Y además porque apenas saben quién eres los actuales que viven allí.
Te entiendo estupendamente , pero claro yo no me se expresar,como os envidio a los que teneis ede don . Cuanto más vivimos más nomadas somos y más recuerdos llevamos en nuestro corazón y en nuestras retinas , el volver a los sitios vividos siempre deja un vacio que ya no se puede llenar .
ResponderEliminarUn abrazo Elena
Ay Sylvia, no digas que no te sabes expresar, yo te entiendo perfectamente cuando hablas (escribes).
ResponderEliminarDices "Cuanto más vivimos más nómadas somos y más recuerdos llevamos en nuestro corazón", qué cierto.
Un beso.
Elena, entro a saludarte justo cuando tocas un tema triste.
ResponderEliminarYo voy a regresar ahora, pero siempre toca volver. Pero bueno es tener un rincón para recordar ¿No es cierto?, aunque sea cambiante.
Un besote y ¡Animo!
Siempre digo que es una suerte tener un pueblo al que regresar, aunque éste a veces parezca pasar de una.
ResponderEliminarUn beso Reverendísima, jajaja.
Elenita, tantos somos los que tenemos un lugar así.. nuestro pueblo que es tan nuestro y, a la vez, tan ajeno. Algún tiempo me pasó que quería regresar a mi tierra, pero de repente ya no sabía cuál era.
ResponderEliminarAhora lo veo diferente, como que tener un lugar al cuál volver la vista, nos deja un sabor no amargo, si no agridulce, agrío pq se evoluciona diferente a aquello q nos acompañó en la infancia.. y dulce porque lo hizo, pq en esos lugares nos formamos.
Como siempre, me gustó mucho lo que escribes y la forma en que escribes.. te expresas tan bien y emites tanto sentimientos, que permites q uno se identifque de inmediato con el relato. Gracias!!
Un beso!
Cuetzpallin, veo que el sentimiento es menos raro de lo que me pensé. Tú lo has expresado muy bien, es justo lo que quise contar.
ResponderEliminarGracias por los halagos y por tu visita que nunca falla.
Un beso.
Cuñada entro a ver tus cambios....y no te atreves!!!!...dale, guarda copia y palante!!! jeeeeee- sorpréndeme.
ResponderEliminarJajaja, es que no me atrevo, la vayamos a liar y me entren los nervios, jajaja.
ResponderEliminarHola Elena, ya no se ni como comenzar los comentarios, ha sido mucho tiempo el que he tenido esto olvidado, por que al paron obligado, por pequeñas molestia, se ha unido vacaciones, rotura de ordenador y pereza (por la dichosa calor que como tu detesto) todo ello ha hecho que pasaran tres meses así que tengo que ponerme las pilas.
ResponderEliminarLe he dado un buen repaso a tu blog y como siempre me han gustado un montón todas tus entradas, te superar cada día escribiendo y es un placer leerte.
Voy a seguir visitando amigos, tú has sido la primera por que me apetecía que así fuera.
Un abrazo Elena.
Es que la sangre corre por las venas y volver a tus sueños, a tu vida, a tu familia... es recordar la cancion Vuelve a casa por Navidad que será lo más tipico en la democracia española. jajajajaja
ResponderEliminarCuando se está fuera siempre se pasa el tiempo muy despacio , sin embargo, todo cambia al estar entre tu gente y el entorno que te vió nacer...
pero que vamos a hacer si la vida es así. jajajaja
Besos amiga, cuidate mucho.
Mi querida Cordobesa, cómo me alegro de volver a verte, hace tanto tiempo que ya te echaba de menos.
ResponderEliminarEste blog se queda un poco huérfano cuando alguno de sus comentarista falta a su cita, os necesita, os necesito.
Gracias por otorgarme el honor de encabezar tu recorrido por la globosfera. Espero lo hayas disfrutado.
Un beso, nos vemos.
Así es Silencio, la tierra tira y tira de nosotros, a pesar de estar lejos notamos ese tirón.
ResponderEliminarLo que pasa es que hemos echado raíces en otro sitio y hay veces que ya no sabe una ni de dónde es.
Un abrazo.
Estimada Elena...¿será que somos de ambos sitios?
ResponderEliminarNo me pudo ir sin darte la enhorabuena por este maravilloso blog!
sds!
Estimado Dadaista, va a ser eso, al final he llegado a la conclusión de que todos los sitios por los que pasamos guardan una pequeña parte de nosotros.
ResponderEliminarGracias por tus generosas palabras.
Un abrazo.
No se si salio el otro comentario por si no, dejo este.
ResponderEliminarDecia que mi padre con otras palabras cuenta lo mismo de cuando vuelve al pueblo, todo es diferente sera desde la pespectiva que es mas grande, que evoluciono como persona dejando recuerdos agradables o en algunos algo dolorosos.
En mi caso naci y sigo viviendo en la misma ciudad.
Primavera
Primavera, los que nunca os habéis mudado difícilmente sentís algo parecido a lo que cuento.
ResponderEliminarUn beso.
El mío es un pueblo (del lado soriano del Moncayo) que va deshabitándose. Trabajé en él varios años de carpintero. Conozco todas sus casas por dentro. En invierno la soledad es tan grande que, cuando lo pisas, deseas que no aparezca nadie; que te dejen solo con las calles.
ResponderEliminarHacemos una Asociación. Seguramente castillos en el aire. No sé, es duro.
Un abrazo, Elena. (Gracias por la música).
Lavelablanca, el mío es bullicioso, con mucha fiesta y su ruido, pero a veces siento en él la misma soledad que tú.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste la música.
Un beso.
Cuando era niña, me dolían tanto las despedidas, pasaba tanto tiempo esperando que mi corazón volviera del lugar donde había sido tan feliz... Decidí no sufrir más, si es que esto se puede decidir, y echar a la maleta, en primer lugar, EL CORAZÓN.
ResponderEliminarHa sido una gran satisfacción volver a tu casa después de tantos días y encontrar lo de siempre: un texto extraordinario y lleno de sensibilidad.
Nos vemos en este nuevo curso bloguero.
Un abrazo, amiga.
Ay Mercedes, cómo te he echado de menos.
ResponderEliminarEste verano que parece no acabar nunca me trajo una calor asfixiante y se llevó a mis amigos blogueros.
Me alegro de que todo vaya volviendo a la normalidad.
Un beso.
Una parte de ti ha de quedarse, para poder llamarte el año próximo, y el otro, y el otro.
ResponderEliminarUn beso.
Así es Tawaki, esa parte siempre se queda para recordarnos que tenemos que volver.
ResponderEliminarUn beso.
Tu excursus es una prosa poética de tus recuerdos y de lo que queda de ellos, que nunca terminan de satisfacernos porque no coinciden con lo que recordamos...muy bella tu expresión literaria...un abrazo de azpeitia
ResponderEliminarGracias Azpeitia por tu comentario y bienvenido a esta humilde casa.
ResponderEliminarSaludos.
Elena, preciosa manera de describir sentimientos de los lugares ligados a nuestra historia, a nuestras raices...
ResponderEliminarY sí, siempre se queda algo allí. Mientras, hay que seguir caminando.
Un beso fuerte.
Vamos dejando trocitos de nosotros por donde pasamos, nustras huellas, nuestras raíces.
ResponderEliminarUn beso Maripaz.