“Si sabes adónde vas y qué harás, lo más probable es que termines sin saber quién eres.”
Andrés Neuman “El viajero del siglo”
Tal vez...
Busco una tranquilidad que me es esquiva, el tiempo se me escapa y me asfixia, se me anudan las entrañas con el alma y me agotan el oxígeno.
O me atrapó un sinfín que me sube, me sube, me sube hasta el azul… y me estrella contra el asfalto con alevosía muda y traicionera. Sé que mi carrusel es de mentira, una ilusión volátil y efímera, pero me aferro a la barra de mi caballito porque sólo en su vaivén paso de puntillas por este tiempo tacaño y escurridizo en estado narcótico y ausente.
Tal vez…
Olvidé que en el envés de mi latido existe una primavera donde brotan las palabras ahítas de emoción y a quien tira con fuerza de mis raíces tozudas y otoñales para devolverme a ella. Esquivo las bofetadas que profanan las lindes de mi morada más íntima, apago mis pupilas a la interrogante luz de una retina ávida de respuestas, defiendo mi fortaleza contra las indirectas directas al centro de mi frágil corazón parapetado tras el acero.
Tal vez…
Hay alguna señal de regreso, pequeñas pellizcadas en la boca del estómago. Quizás algunas palabras andan revolucionadas por salir de entre mis dedos. O sólo son trazos vacíos, lágrimas ya lloradas, risas ya reídas, sentimientos sentidos, emociones contadas. Grafías huecas, sin sentido y sin por qué. El eco de lo pasado.
Tal vez…
Todo vuelve a ser.