el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe."
William Shakespeare
A veces noto que las tormentas se gestan en mi interior. Poco a poco, el cielo azul de mis globos oculares se torna griscasinegro. Las nubes algodonadas que salpican el envés de mi piel, se juntan en un siniestro aquelarre para transformarse en una enormenubenegra que se muere por romperse en todos sus pedazos. Un millón de amperios se conjuran en mis venas electrificando glóbulos y plaquetas que desprenden chispas con el roce de los órganos, en un viaje de ida y vuelta de los dedos de los pies hasta los dedos de las manos.
Y estalla. Todo estalla. El eco de los truenos se acomoda en mis tímpanos y resuena una y otra vez, como la última vez que el universo se rompió delante de mis ojos. De arriba abajo, decenas de zigzagueantes rayos iluminan mi esqueleto y van calcinando mis entrañas. Todo huele a quemado. El humo se extiende como la niebla sobre las aguas de un pantano, desde mi boca a la boca del estómago.
Hasta que empieza a llover. Y llueve hacia dentro, con la fuerza de un huracán. Agua pura que limpia rincones y arrastra las cenizas hacia los desagües en una espiral interminable.
Tras la tormenta… la calma.
Todas mis heridas cicatrizadas …hasta que se vuelvan a abrir.
Una y otra vez.
Hola Elena, me lo he leído un par de veces. Es totalmente Kafkiano. Me ha costado esta vez meterme entre los entresijos y recovecos de tu mente. Mi cabeza es a veces un molino de viento, o una termomix. Pero no da lugar a tales tormentas, a pesar de que no descansa. Pero está bien, después de la tempestad siempre viene la calma, Y si el viento huracanado se lleva los nubarrones del alma siempre termina saliendo el sol.
ResponderEliminarEs bueno pensar...
Besos
Katy, ya me imaginaba que esta vez se había complicado la cosa, jajaja...
ResponderEliminarEs más, he pensado no contestar los comentarios, dejar que la gente opine...y dejarlo estar. Pero ya ves, aquí estoy, lo mismo que a mí me gusta que me contesten, contesto yo.
No sé si pedir perdón por esta tormenta, jajaja...
Gracias por tu comentario, lo espero porque siempre complementa de forma inteligente mi entrada.
Besos guapísima.
Te puedes venir conmigo un día, y así estallamos juntos. Cuando era "más joven" que ahora (soy un yogurin que le voy hacer), estallaba con más frecuencia, ahora me contengo más procuro que cuando la sangre fluye a mil por hora dentro de mi alejarme lo suficiente para que cuando estalle, que los daños colaterales sean los menores posibles.
ResponderEliminarSoy como Hulk jajajaja, me vuelvo verde y sale la furia a paseo.
Un beso guapetona y que las negras nubes no te nublen jejejejej. Ademas no me gusta, prefiero en este blog siempre brille el sol.
DIANTRES, ¿cuándo te suceden esas borrascos cósmicas electrificantes?
ResponderEliminarCuando está así debe de ser muy peligroso acercarse a vos, señora.
Casi todas las damas acostumbraís a tener tormentas que no hay metereólogo que detecte con anticipación, pero lo tuyo es de producir terror en las inmediaciones.
Qué bien lo has contado. Un gran plas, plas, plas.
Cada vez que yo siento cómo se está formando una tormenta en mi interior, me digo: "eso es porque estoy viva", y en mi interior hay un pequeño universo que se agita, que tiende al caos y luego a la calma, constantemente. Qué bien cuando rompe a llover, y todo se limpia.
ResponderEliminarUn texto hermosísimo, enhorabuena. Se goza paseando por aquí.
Un abrazo.
Alguna vez presencie esa tormenta, quizas fue solo una pero crei que era broma hasta ver que tu lengua se volvia trapajosa.
ResponderEliminarLuego solo dijiste que ya se paso y que quedo un fuerte dolor de cabeza
Un besote reasala
Querido Javier, ¿te imaginas los dos juntitos dando chillidos? Tendríamos que irnos al campo para que no nos metiesen en el psiquiátrico, jajaja...
ResponderEliminarYo no suelo irme lejos, cuando se gesta en mi interior una de estas tormentas, necesito público para desahogarme.
Besotes, guapetón.
Querido Tellagorri, no le recomiendo a usted acercarse siquiera al ordenador cuando tengo una de esas tormentas en pleno estallido.
ResponderEliminarEs verdad, las mujeres solemos sufrir muchas de estas tormentas, y los hombres sois incapaces de intuirlas, jajaja...
Gracias por el aplauso, se agradece.
Mercedes, si estas tormentas indican que estamos vivas, puedo asegurarte que yo estoy muy, pero que muy viva.
ResponderEliminarEs bueno desahogarse de vez en cuando.
Gracias por la visita y por tus palabras tan generosas.
Antonio Jesús, no está mal, se podría aplicar el texto a lo que describes, aunque en realidad no es eso a lo que me refiero.
ResponderEliminarMe acabas de dar una idea para otro post, jajaja...
Besos para ti, resalao.
Hola Elena!! Me pareció un relato buenísimo amiga. Conozco ese tipo de tormenta, he escuchado esos truenos y y sentí un viento furioso pero siempre llega la lluvia que trae esa calma que no se puede conseguir de otra forma.
ResponderEliminarBesosssssssssss
Nunca lo habia visto contado de esa mágnifica forma. Tu tormenta interior, es tuya, nadie puede vivenciarla como tu. De hecho has intentado trasmitrla y fijate como cada uno lo ha entendido de una forma distinta. Es dificil trasmitir las vicencias aunque si que empatizamos con ellas, como es en mi caso.
ResponderEliminarMe encanta disfrutar con la buena literatura
Por cierto, al psiquiátrico no va nadie sin mi premiso, que conste...jajja
Un besazo
Por cierto, Elena ¿por que no te animas a participar en los Sabados literarios?
Gabriela, sí, gracias a Dios acaba lloviendo y toda la furia se apaga. Si no, imagínate, no nos aguantaríamos ni nosotros mismos. Sería insoportable vivir toda la vida en plena tormenta, jaja...
ResponderEliminarBesos amiga.
Mª José, todos lo habéis entendido perfectamente. Mi hermano Antonio Jesús ha creído que el post intentaba narrar unos episodios de migraña que me acompañan desde que era una niña, con unos dolores de cabeza tremendos.
ResponderEliminarEres muy amable conmigo, y te agradezco la invitación a participar en esos sábados literarios, pero no me creo capaz de escribir esos magníficos relatos que escribís tú o Natàlia. Lo mío son unas breves reflexiones que surgen sin la obligación de escribir en sábado o lunes.
Además, ¿no te fijaste que soy la chica del post breve? jajaja...
Muchas gracias Mª José.
Mil besos.
Entiendo aquella lluvia interior... Y entiendo aquella tormenta. Es bueno que el cielo descargue, y que se nivelen las presiones. Después, cuando amaina, la vida puede verse más pausada (aunque sea temporalmente), y hasta se disfruta entre aquel olor a tierra mojada.
ResponderEliminarBesos, Elena. Un texto no ya sólo muy bueno, sino además logrado.
Querido Onminayas, veo que entendéis y sois comprensivos con mis tormentas, se ve que no soy la única que las atraviesa.
ResponderEliminarEs bueno que nuestro cielo descargue, y como dices, disfrutar del olor a tierra mojada.
Gracias, siempre eres muy generoso conmigo.
Besos para ti.
hola Elena. me gustaron mucho tus palabras. eres pura sabiduria por eso y por tu forma de ser te considero como un encanto de persona. un beso amiga.
ResponderEliminarNo es generosidad, paisana... Es que a Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.
ResponderEliminarMás besos.
Por cierto, aprovechando que el pisuerga pasa por Valladolid, ¿conoces tú a dos celadores que son de tu pueblo, Antonio y Julio (Morales Trillo quiero recordar de apellido) que trabajan en Lucena? Antonio creo que aún tiene una tienda de comestibles en tu pueblo, que la lleva la mujer...
ResponderEliminarQué más quisiera yo que ser un pozo de sabiduría.
ResponderEliminarAy Paco, no me digas esas cosas que me sacas los colores, chiquillo.
¡Qué cosas tienes!
Un beso y abrígate, que en Carteya hace mucho frío.
Anda que donde has ido a preguntar...!!
ResponderEliminarOnminayas, aunque soy de Carteya, conozco a mi madre y a mi padre, y poco más.
De vista conozco a casi "to el mundo", pero por apellidos o motes, a muy poca gente.
De todas maneras preguntaré a mis hermanos que son todo lo contrario que yo y se saben nombre, apellidos, calle y número de la casa de todo el pueblo. Y esto es literal, uno es cartero.
Me informaré.
Entonces te pasa como a mí: que por más señas que me dan nunca conozco a nadie. Bueno, a estos dos sí, que trabajan conmigo. Sólo era por si los conocías para mandarte recuerdos míos a través de ellos.
ResponderEliminarBesos, Elena. Buenas noches.
Una forma complicada de decir que estuvieste llorando. Espero que solo sea una tormenta pasajera.
ResponderEliminarHola, Elena: Tienes una gran vida interior, lo sentimos quines te seguimos todos los días, y de vez en cuando necesitas que aflore para darlo todo, vaciarte en el noble empeño y volver a empezar, para después estallar de nuevo en mil voces armoniosas, al tiempo que nos dices: «Soy así».
ResponderEliminarEsa sensación me producen tus palabras de ayer y más ayer y de hoy.
Lo más importante, es que creo que te sientes bien siendo como eres.
Un abrazo.
Elena...
ResponderEliminarJo, que clase tienes para escribir, y como sabes utilizar recursos literarios para hacernos llegar un sinfín de emociones. Gracias.
Un beso, paisana.
Onminayas, tú manda los recuerdos para la hija de Adolfo, el de la tienda. Así, seguro que me llegan.
ResponderEliminarOtro beso.
Jesús, ¡osú! ¿quién te ha dicho que estuve llorando?
ResponderEliminarY sí, soy un poco complicada a la hora de escribir, pero no sé hacerlo de otra manera.
Un abrazo.
Fernando, buena manera de describirme.
ResponderEliminarA veces sí me me siento bien siendo como soy, aunque otras me cambiaría como las serpientes que mudan entera la piel.
Lo único que me importa siendo como soy, es no hacer daño a nadie.
Un fuerte abrazo.
Félix, jo, que me pones colorá, chiquillo!!
ResponderEliminarMuchas gracias paisano, eres un solete.
Muchos besos para ti.
Gracias Elena por las hermosas palabras que me has dejado en el comentario,pero yo he de decirte que lo que tu escribes es bellisimo.el silencio hiere mucho AL CORAZÓN no se si leiste mi anterior post era otro soneto y se titula"SILENCIOS".
ResponderEliminarun placer pasr por tu blog...creo que ya te sigo ...de no ser asi ...ahora me haré seguidora tuya
besos
Marina
PRIMERA LECTURA.... a mi cuñada se le han quedado los dedos en el enchufe...
ResponderEliminarSEGUNDA LECTURA... que nooooo...que mi cuñada es que es así de poética....madre del amor hermoso que manera más bonita de describir esos barruntos que a a ti te entran...y que me entran a mi...y al otro y al de más allá... pero es que en ti suenan...joe como suenan....
Me ha encantado cuñada... y vete a los sabados literarios -como verás me leo todos los coemntarios , jeee-
Y perdona porque te quedaste atrás...ayer no entré en este blog...estoy de franchute hasta allí...ahora trabajo más allá que acá...
Un besico primor.
Me gusta siempre lo que escribes pero hoy te diré que me has dejado boquiabierta. Me fascinaste.
ResponderEliminarUn texto profundo, duro, con mucha fuerza; escrito con el corazón duro y con la lágrima sensible.
Gracias por este regalo, Elena.
Besitos, preciosa.
Sí Marimer, ya hace días que estás entre las figuritas de los seguidores.
ResponderEliminarTe comprendo, a mí me resulta difícil seguiros a todos, aunque intento leeros cada vez que actualizáis y dejar un comentario. Pero esto es una locura que no sé hasta cuando mantendré.
Gracias por tus palabras.
Un beso.
Ana, ¿no te parece que ya soy mayorcita para meter los dedos en los enchufes? jajaja...
ResponderEliminarGracias Ana, valoro tus palabras más de lo que te piensas. Aunque tratándose de mi cuñá, tú qué vas a decir.
En cuanto a los sábados literarios, yo no soy de relatos, lo mío son las reflexiones breves, jajaja...
Besos.
Vaya Emibel, creo que es la primera vez que fascino a alguien, o al menos la primera vez que me lo dicen. Gracias.
ResponderEliminarBonitas palabras "escrito con el corazón duro y con la lágrima sensible."
Besos.
Eres tremenda, Elena!!!.
ResponderEliminar...y es lo que pasa, sabes???. A veces parecemos un volcán en erupción. El material fundido que arrojamos fuera, nos hace serenarnos, tranquilizarnos, suavizarnos.
Me cuido..., me cuido mucho para que eso no me pase y, lo hago contando siempre hasta 10 y..., me va bien, me relajo y, evito esas "erupciones" por mi bien y por el bien de los demás y, aunque entiendo que a veces me hacen bien, procuro vivir esos impulsos a solas, en mi intimidad..., en silencio.
Sé que a veces me equivoco pero, tampoco quiero salpicar de lava y hacer daño a esas personas que me quieren.
Sabes que para mí es un placer leerte.
Un abrazo muy, muy grande!!!!.
PD.- "Omnimayas" preguntó por los hermanos Antonio y Julio Morales Trillo.
A Antonio casi que lo veo a diario. La tienda sigue en pié pero creo que la lleva el hijo y su novia, aunque él no deja de ayudarlos.
A Julio lo veo menos y, si no me equivoco de hermano, creo que es ATS. No sé si está en Lucena, Cabra o Córdoba.
Lola, a veces paso las tormentas en silencio, pero en honor a la verdad, cuando estallo necesito público.
ResponderEliminarSi el sofocón es pequeño cuento diez y las que hagan falta, pero si la cosa es gorda, prefiero desahogarme a lo grande.
Sobre Antonio y Julio Morales, no tengo ni idea, no los conozco. O sí y no caigo por los nombres. Ya preguntaré a mis hermanos que conocen a todo el mundo.
Un beso muy gordo para ti.
Por cierto, veo que cambiaste la imagen. Muy guapa estás.
Las gafas tuvieron la culpa y, el Paco que no me conocía!!!!.
ResponderEliminarDigo yo, que ya me conocerá!!!.
Besos a puñados!!.
Jajaja..., es que en la imagen de antes se te perdía la cara detrás de las gafas.
ResponderEliminarBueno, antes estabas muy guapa y ahora también.
Besos a granel para ti.
Elena todo tiene un limite y cuando ya se esta que no puedes mas y por dentro no hay una tormenta, hay un huracán, tienes que vaciar todo y limpiar tu mente con lagrimas. Después que bien te sientes....nos suele pasar a la mayoría, solo que no sabemos expresarlo tan bien como lo haces tu, con palabras tan bonitas y tan grato de leer. Un fuerte a brazo amiga.
ResponderEliminarConvengo con la mayoría: qué poética eres para decir las cosas, ¡caramba!
ResponderEliminarCuando a mí me pasa esto, me voy a un blog que tengo y suelto allí todo lo que lleve dentro, ¡lo que sea!
Luego, cuando se me pasa el disgusto, a menudo tengo que volver y borrarlo porque ya no tiene sentido, se han arreglado las cosas.
Pero consigo dos: desahogarme al instante y no liarme en discusiones con nadie ;D
Besosssssssssss
Cordobesa, es bueno y necesario el desahogo, además, si se hace con la fuerza de los huracanes, el relax posterior es indescriptible.
ResponderEliminarPero bueno, como dices, tú también atraviesas tormentas de éstas, así que, qué te voy a contar.
Gracias, siempre tienes una palabra amable para mí, y eso, no sabes lo que se agradece.
Un montón de besos.
Leona, es que en mi vida cotidiana suelo ser muy prosaica, así que mi parte poética la vengo a vaciar aquí.
ResponderEliminarSé adónde vas a desahogarte, me paseo de vez en cuando por allí, creo que el último desahogo iba sobre las traiciones.
Lo que pasa es que ya no me puedo comprometer a seguir y comentar más blogs, me es completamente imposible, ya no puedo con más.
Por eso voy cuando me apetece, y me encanta.
Besos para ti.
Esas son las penas del alma que se empozan, como decia Vallejo.
ResponderEliminarUn buen escrito. Te felicito.
Un placer leerte.
Gracias Salvador, si lo dijo Vallejo, bien dicho está.
ResponderEliminarGracias por la visita.
Un abrazo.
¡Bueno! Pensé que Isobaras en la thermomix trataría de controvertidas recetas de cocina que se agitaban en las tripas del cacharromix. je je
ResponderEliminarDe nuevo me has sorprendido.
Yo estoy ahora en un estado similar al que describes: Angustiada por la falta de tiempo y presionada por lo que creo que debería hacer y alcanzo.
Un beso.
Adelaida...siempre con el tiempo detrás de los talones. Créeme si te digo que te entiendo.
ResponderEliminarTe recomiendo un buen estallido como el que describo, jajaja...
Besos guapa.
muchas gracias por tus cariñosas palabras en el aniversario del fallecj¡imiento de mi querido padre hombre de letras y gran maestro mio.
ResponderEliminarBESOS
Marina
Tras toda tempestad llega la calma, amiga mía. Lo digo por experiencia.
ResponderEliminarUn beso!!
Menos mal, Silvia. ¿Te imaginas que nunca llegara la calma?
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Besos.
Elena, te felicito!!!
ResponderEliminarQue bién has descrito las tormentas interiores,con sus nubarrones,sus estallidos, y la fuerza regeneradora del agua...
Excelente!!
Un beso
Que me vas a contar de tormentas que algunas veces tengo en mi interior, son tan fuertes que me ahogan que me impiden respirar suerte que siempre hay un hueco donde puede ver una salida, un nuevo amanecer donde la tormenta pasa y deja un arco iris tan lleno de vida que me hace de nuevo sonreir por volver de nuevo a la vida.
ResponderEliminarGracias por tu apoyo en estos dias.
Con cariño
Mari
Gracias Maripaz, he pasado y paso tantas tormentas, que las conozco muy bien, y sé que al final siempre llega la calma, gracias a Dios, jeje.
ResponderEliminarUn beso.
Mari, esas tormentas al final nos hacen más fuertes.
ResponderEliminarGracias por tu visita y no te preocupes, siempre estaremos ahí, contigo.
Un montón de besos.
Elena...
ResponderEliminarGracias por tu voto, paisana, sabía que podía contar contigo. Sigue así porque tu blog cada día va a más, y no me extraña, porque tienes ese don para transmitir que no abunda.
Un beso
Con el deseo que las tormentas esten ahora mismo bien lejos, te deseo una buena entrada de semana.
ResponderEliminarCon cariño
Mari
he venido enseguida a darte las gracias por tu visita te agradezco mucho tu cariño y te deseo feliz semana
ResponderEliminarBesos
Marina
Amiga Elena, te comprendo perfectamente, a veces pienso que las sombras son el resorte que nos hace perseverar en los anhelos, en la luz necesaria, sin claridad vencida,
ResponderEliminaro cuando notas que se rompe
tu caricia al palpar esa agonía
de la flor de un recuerdo guardada entre las páginas de un libro...
o cuando sientes
que vencer en amor es ser vencido.
Abrazos a esporta.
Luis.
Luís, gracias.
ResponderEliminarNo sabes lo que te agradezco que vengas a este Callejón a derramar algunos de tus versos.
Cómo me gustaría hilvanar palabras con la destreza tuya.
Besos al montón.