Ángela Vallvey “Muerte entre poetas”
Siempre fue muy especial para mí la noche en que llegaban los Reyes Magos. No tanto por los juguetes que esperaba me trajesen, como por la ilusión en todos a mi alrededor.
Mantenía un nudo en el estómago durante todo el día a la espera de una noche mágica, como de cuento de hadas, en la que unos reyes de mundos lejanos salían del cuento y nos visitaban, y nos regalaban juguetes tan sólo por no haber sido “malos”.
Aquel año me vistieron de ángel anunciador a los pastores en el Nacimiento viviente del colegio. Después de la función, mi madre guardó la túnica azul y las alas blancas para el día de Reyes. Una de las carrozas guardaba un sitio para mí.
Y llegó el día cinco de enero, la cabalgata estaba a punto de salir para recorrer las calles del pueblo, y lo mejor era que yo estaría al lado de Melchor, de Gaspar o de Baltasar.
Recuerdo que ya había caído la noche, todo estaba demasiado tranquilo y apresuré a mamá para que me atara bien las alas a la espalda debajo de la túnica. Pesaban un mundo, pero no me importaba. Los nervios me agitaban por dentro.
Salí corriendo de mi casa al recinto del cual salía la cabalgata. No encontré a nadie por la calle. No había niños, y me extrañó, -¿sería temprano?-, pensé.
Corrí con la túnica arremangada hasta las rodillas, hacía frío pero yo sudaba. Parecía no tener fin aquella calle oscura.
Al fin, con la respiración entrecortada llegué al lugar. Ante mis ojos incrédulos se alzaba una enorme cancela de hierro gris. Agarré los barrotes con las manos y sólo alcancé a ver la oscuridad del interior. No podía ser, la cabalgata ya había salido, …sin mí.
De pronto sentí un golpe seco en el corazón y el sabor amargo del desengaño en el cielo de la boca.
En ese momento supe por primera vez lo que son las ganas de morir.
Aquella noche fría y oscura, un ángel azul deambuló por las calles vacías de Nueva Carteya.
Tenía ocho años.
Jooooooooo pobresita!!!! Qué lastima de hija!!
ResponderEliminarEl mundo de un niño es tan frágil que te creo... pero gracias a Dios, tambien se recompone tan rapidamente...
Por cierto...¿¿¿Has vuelto a llegar tarde a alguna cabalgata después de aquello???
Dile a uno que yo me sé...que estoy de acuerdo con lo que he visto en canal sur ahora mismico... jeeee
Y un besico para ti...que vienennnnnn los reyessssssssssssss
Ana, lo que no llego a entender es cómo llegué tarde, yo que soy más puntual que el reloj de la Puerta el Sol.
ResponderEliminarDe todas maneras, como bien dices, me recompuse rápidamente, aunque aquella tarde me hubiera muerto allí mismo delante de la cancela cerrada.
A tu hermano lo ha visto todo el mundo menos nosotros, ¡hay que ver...!
Un beso.
Hola Elena, este no es de los recuerdos más bonitos que tienes desde luego, pero igual gracias a ella esta niña tomo buenas referencias para asumir las frustraciones del futuro. Algo se rompió dentro de ti seguro, pero también te ayudó a madurar.
ResponderEliminarBesos y felices Reyes para ti, está vez sin sorpresa.
Espero que estés animadilla :)
...de verdad, me cuentas cada cosa que me emocionó sin querer. Pobrecita , con tan sólo 8 añitos y sabiendo los sinsabores de la vida.Puedes creer que no he sido muy de Reyes ni de Papa Noel, son cosas que nunca me ha llamado la atención, quizás porque, siempre , obtuve los regalos por parte del mayor angel del mundo: MI ABUELA. Ella era y será, mi bella portadora de los regalos. Nos decía que los traían los Reyes pero ,siempre supimos que la realidad era lo que valía. Y era ella, la que nos lo daba. Elena, era una maravillosa mujer.
ResponderEliminarPero bueno, está muy conseguida tu entrada hoy preambulo de la cabalgada de Reyes. Llevate un paraguas por dos motivos: primero , para protegerte del agua, jajajajaja...y segundo, para recoger caramelos y regalos.
un beso amiga. Eres un sol.
Ende luego, ende luego... en casa del herrero...
ResponderEliminarPor cierto, siempre cuento la misma anécdota...durante una cabalgata, me agaché a coger caramelos con mi bufanda rosa de niña al cuello y me levanté con una pasada bufanda de abuela... menudo cambiazo me dieron!!! fue tema de conversación durante muchas cabalgatas posteriores.... jeeee
Katy, supongo que llevas razón. Y puede que a raíz de este percance, sea la persona más puntual del mundo.
ResponderEliminarYa ves, no hay mal que por bien no venga.
Ahora, el mal rato que pasé no se lo deseo a ningún niño.
Besos amiga.
Paco, creo que los niños no son tan inocentes como pensamos, y muy pronto saben que los verdaderos Reyes Magos son las personas que los quieren, y por ello intentan mantener la ilusión haciéndoles creer que son sus majestades de Oriente los que les traen los juguetes.
ResponderEliminarUn beso.
¿Has visto, Ana? Hemos llegado tarde a todos los telediarios.
ResponderEliminarLa anécdota que cuentas la conozco, y es bastante graciosa. Alguien pensó que tu bufanda era más bonita que la suya y decidió cambiarla.
Besos.
Los niños son niños; y si quieren creer en la magia que crean, y si desean que los Reyes Magos sean reales, así como el Ratoncito Perez a mi me parece bien. Ya tendrán tiempo de ver la vida real. Ese Ángel al que se le marcharon los Reyes Magos en "su" cabalgata seguro que fue un Ángel feliz, a pesar de que muy joven se llevo su primer pequeño, gran varapalo.
ResponderEliminarEspero que hoy haya sido un mejor día que el de ayer.
Un abrazo, un beso y un cariño por si acaso.
Desde luego Javier. Aún regaño a mi hijo por la ocurrencia que tuvo de decirle a su hermana que tenía seis años, que los Reyes Magos eran los padres. Me dieron ganas de dejarlo sin reyes aquel año.
ResponderEliminarY no te preocupes, si el blog fuera de actualidad o de política, no tendría problemas para postear, pero como se trata de un blog personal, hay veces que he de recurrir a la imaginación, y no siempre coincide lo escrito con mi estado de ánimo.
Besos achuchaos y gracias por los cariños.
haaaay noooo... que tristezaaaa!!!!! =( cuanto lo siento.. imagino que fue la noche más larga de tu infancia... que triste... pero ya vez dios te premio y te dejo las alas siempre... por eso eres tan buena amiga.. solo un ángel puede ser asi.. un beso =)
ResponderEliminarHola Elena!! Qué triste este recuerdo amiga!!Me imagino la desilusión de ese angelito...Me acostumbré a tus recuerdos casi siempre alegres, hoy me encontré con uno que tiene el sabor de lo que no pudo ser y en la infancia duele mucho.
ResponderEliminarEspero que hayas aprendido a no llegar tarde. Jajaja.Es un hermoso post melancólico.
Besosssssss
¡Niña, qué disgusto!
ResponderEliminarLo que no entiendo es como tu madre no te cogió y te llevó andando deprisa a la cabalgata. Suelen ser lentas y con numerosos parones.
Yo un año "vi" a los Reyes en mi casa, je je je...
No había pegado ojo en toda la noche y al ver la claridad filtrándose por la ventana, pensé: "¡Ya es de día!".
Abrí la puerta de la habitación con cuidado y... ¡allí estaban! Uno con su manto azul marino y pequeño estampado blanco, inclinado, de espaldas a mí, poniendo paquetes. Otro se movía más allá... Cerré la puerta enseguida, me metí en la cama y cerré los ojos, haciéndome la dormida.
Mi madre se pasó años contando la anécdota. A quien vi de espaldas era mi padre, con su batín que yo, en mi nerviosismo, ilusión y desbocada imaginación, confundí con lujosos ropajes ¡ja ja ja!
Besos llenos de ilusión.
Menudo sofocón te llevastes, con la ilusión que como es lógico tendrías, pero supongo que el año siguiente te desquitarías y si no fue de ángel, acompañarías a las carrozas. Además con los regalos de aquella noche el mal rato pasaría pronto. Menudo ritmo lleváis publicando, no doy abasto a visitar blogs y comentar, llevo toda la tarde enganchada al ordenador, hoy puedo porque no tengo a mis nietos pero no se como me las voy a apañar cuando los tenga aquí después de las vacaciones. En fin ya veremos, como tu dijiste en una ocasión, tendré que quitarle tiempo al sueño, de todas formas duermo poco. Que te traigan los reyes un montón de cosa, que te las mereces. Un abrazo.
ResponderEliminartodas las experiencias que de niños vivimos nos hacen mas fuertes en el futuro,eso esta claro,y no hay nada como una persona puntual,si por esa experiencia lo eres,el recuerdo sera algo mas facil de llevar.y lo bueno de esa noche de reyes es que si algun año no has podido vivirlo al 100% esa noche se repite indefinidamente,por eso es una noche magica.
ResponderEliminarZully, qué cosas más bonitas me dices.
ResponderEliminarPues sí, hay veces que noto cómo se abren las alas y vuelo..., lo malo son los porrazos que me doy al rato, jajaja...
Besos guapa.
Gabriela, fue un rato desilusionante que duró sólo hasta la mañana siguiente cuando vi mis regalos.
ResponderEliminarYa ves, los recuerdos no siempre son gratos.
Besos.
Ay Leona, las jugarretas que nos hacen los nervios. Jajaja..., me estoy acordando de un día de Semana Santa en que a lo lejos vi un paso, con las luces de las velas, el palio y todo. Cuando nos íbamos acercando al lugar se trataba de un kiosko de chucherías, jajaja...
ResponderEliminarNo veas la cara que se me quedó.
Besos y que sus majestades te traigan muchos regalos,(pero no te levantes de la cama si oyes algún ruído).
Cordobesa, no me hables de ritmo, que yo publico cada tres o cuatro días por lo general.
ResponderEliminarHay muchos amigos que no me dejan levantarme de la silla. Creo que en estos tres últimos meses he perdido un 50% de vista, jajaja...
Es lo que me pasa por querer comentaros a todos.
Aunque la verdad, hay veces que dedico mañanas enteras, es que sois muchos.
Besos y que los Reyes se porten bien contigo.
Pacoteclas, si tengo una virtud que me caracteriza, esa es la puntualidad. Te lo puedo asegurar.
ResponderEliminarAl final la noche de Reyes la vivo más intensamente por mis hijos, aunque ya son mayorcitos y me dicen que me oyen colocar los regalos debajo del árbol, ¡niños!¡Ay!
Besos y que tu noche de Reyes también sea especial.
Me gustaría, Elena, que este noche volviera a ser tan mágica para ti, como los fueron todas menos una y como sin duda mereces. Lo será, seguro.
ResponderEliminarGracias de nuevo por seguir estando ahí contándonos tus cosas, tus entrañables cosas.
Un abrazo.
Gracias Fernando, sin duda esta noche es mágica para todos.
ResponderEliminarPor cierto, ayer me fue imposible entrar en tu blog para leer tu nueva entrada, ahora lo intentaré otra vez.
Un beso.
...mal rato..., mal rato pasó mi niña!!.
ResponderEliminarÉsto pasa, eeeehhh!!!??? pero..., por que la señora de Adolfo o el señor de la señora (jejejeeeee..., es que no me acuerdo del nombre de la señora de Adolfo), no salió corriendo a alcanzar la carroza??.
Mal trago deberías de haber pasado y, al leerte, recordé el que el pasado año le podía haber ocurrido a mi hijo. Te cuento: después de andar como una loca (como éste año) preparando carrozas durante mes y medio, el día de la cabalgata monté a mi hijo en una de ellas. Mi sorpresa fué que al montarlo, me dijeron que el niño debería de ir vestido de pastorcito y, casualmente el año pasado no me dió por vestirlo (todos los años lo hago)!. Ya no podía regresar a casa y buscar en el altillo en traje de pastor que días antes había guardado.
Me empitoné..., te juro que me empitoné!!!.
No iba a consentir que él no se montara en una de las carrozas en las que yo había estado trabajando durante mes y medio, pero también entendía que tampoco iban a prohibir a otros niños montar por no llevar la indumentaria apropiada y al mío sí.
Niño "parriba", niño "pabajo"... Jooooderrr..., que dilema y yo empitonada como un toro y con ganas de embestir al cajón de los caramelos!!.
Alguién de la comitiva se acercó y me ofreció el gorro de un paje, era la única forma de que el niño pudiera subir a una de las carrozas.
Mal lo pasó el niño y, entiendo perfectamente el mal rato que pasarías tú, pero mi tensión..., que siempre la tengo baja, creo que supero los límites.
Éste año irá de pastorcito y estrenará otra carroza (si el tiempo lo permite).
Un besillo..., un abrazo!.
Hola Elena.
ResponderEliminarNo pensé que el final fuera ese, pero al leerlo comprendí perfectamente como se sintió tu mente infantil de entonces.
Estoy segura, de que aunque te repusieras pronto, la decepción dejaría en ti una huella profunda, que jamás has podido borrar.
Yo tuve una decepción muy grande con la misma edad, y nunca he podido olvidar aquel sentimiento de tristeza que ahogó mi garganta y mi corazón en aquel momento.
Como sabes, en la fiesta de fin de curso, se hacían representaciones gimnásticas y bailes regionales.
Al final de 3º de EGB, una maestra forastera vino a mi clase y dijo que iba a preparar a unas cuantas parejas de niñas para bailar sevillanas.
Se me iluminó la cara. Siempre me ha encantado el baile, y sin falsa modestia no lo hago mal del todo.
Entoncen mi maestra, sin más preámbulos empezó a nombrar a unas cuantas niñas, pero mi nombre no sonó en la lista.
Sentí algo indescriptible.
Ella no sabía cómo bailaríamos ninguna de nosotras... simplemente eligió a las que le dio la gana, sin dar oportunidad a nadie más.
Yo habría disfrutado aquello como un sueño, porque yo deseaba aprender a bailar... era algo que deseaba de verdad.
Después, el día de la representación yo no acudí a verla. Fue el único año que no quise ir, porque sabía que lloraría por la injusticia. Me dijeron que algunas de las que aprendieron a bailar para la representación lo hicieron bien, pero otras eran un desastre y lo hicieron obligadas (Como solemos decir aquí... unas malasombras).
Yo perdí aquella oportunidad única de aprender a bailar, pues en el pueblo no había academias y apenas nadie que supiera bailar sevillanas en aquella época.
Me hice mayor y nunca aprendí a bailar. Siempre que oía una sevillana recordaba aquella injusticia y me ponía triste, hasta que un día, estando ya casada, recibí en la librería un video que se titulaba "Aprenda a bailar sevillanas", y yo dije... "Esta es la mía".
Me lo subí a casa y lo pasé y lo pasé, y lo rebobiné y lo volví a rebobinar hasta que aprendí a imitar los movimientos de la pantalla.
Ahora, siempre que bailo, hay alguien que me dice... "oye... tú tienes gracia para esto, ¿has aprendido en una academia?".
Siempre me hizo mucha ilusión esta noche de Reyes Magos. Por lo general me daba los regalos Papa Noel pero me gustaba que en Reyes quedase algún regalo y casi siempre al pasar la Cabalgata entraba en mi habitación y allí estaba el paquetico que luego bajaba sonriéndole a mi madre y diciéndole que los Reyes me dejaron un regalo
ResponderEliminarTuve muy buenos Majestades y me acuerdo de uno muy especial que ya hace mucho que se fue, para mi fue el abuelo que nunca tuve, el jefe
Tu no salida de angel en la Cabalgata, la reemplacé yo a los años cuando sin decirme nada me apuntaron para Rey Mago y salí elegido, fuí Gaspar y me hizo muchísima ilusión.
Pues nada a esperar esta noche a ver que tienen a bien dejarnos
Un besote resala
Pues nada a esperar a esta
Lola, la señora del señor Adolfo se llama Inés, y en aquella ocasión, tras la desilusión, tardé en llegar a casa y sabe Dios por dónde iba la cabalgata.
ResponderEliminarNo quise hacer correr a mi madre en busca de las carrozas.
Me imagino a mi Lola empitoná, cabreada con los pajes y pastorcillos. Hiciste bien, para eso trabajaste en las carrozas.
Espero que este año sean tan bonitas como las del año pasado, que aunque no las vi en directo, las fotos que me ofreciste en tú sabes dónde, me gustaron muchísimo.
Besos y que los Reyes lleven muchos regalos a tu casa.
Ay Adelaida, eres un ejemplo de tesón.
ResponderEliminarNo entiendo cómo no hicieron alguna prueba para ver quién bailaba medio qué.
A mí, sin embargo, me hicieron una para ver si cantaba bien o mal para salir en el coro, y se ve que no lo haría mal cuando participé un par de años, incluso hice la voz solista en una canción. "Coooordobesa de mi amoooor, hoooy se piiiintan tuuuus colooooores...." jajaja...o algo así.
Yo nunca mostré interés por las sevillanas, así que en las ferias me toca hacer de palmera, jajaja...
Lo mío era el baile moderno, jeje.
Bueno, un besito y que los Reyes te traigan muchas cosas.
Antonio Jesús, tú desde luego no te puedes quejar, todos los años tenías algún regalo, del jefe e incluso de Josefa.
ResponderEliminarYo recuerdo un cochecito, una cocinita, un muñeco rojo y unos cuentos. Los demás años, se ve que ya era muy grande para juguetes.
Bueno, no creas que tengo ningún trauma.
A ver si esta noche se portan bien contigo y te traen algo.
El año que fuiste rey me hubiera gustado mucho verte, por cierto, ¿no tienes alguna foto?
Besos resalao.
Buenas tardes, es la primera vez que entro en tu blog, te leí en el de Emibel.
ResponderEliminarMe gusta esta historia. Quan cierto es el choque emocional que nos llevamos al descubrir la realidad. A pesar de ello, no cambiaria los años de magia que me dieron los reyes.
Un saludo
Bienvenida Pluvisca, gracias por tus palabras y por tu visita, que espero no sea la última.
ResponderEliminarYa se sabe, de niños, todo queda marcado, pero también es verdad que la recuperación es rápida.
Un abrazo.
De niña cualquier situación se agranda, bien sea positiva ó negativa. Las buenas acabamos olvidándolas pero las negativas, como la que te sucedió, quedan marcadas en nuestra retina y en nuestro corazón.
ResponderEliminarJooo, me dió una penita cuando te leí, te imaginaba con tu cara de tristeza.
Un besico de ángel
Sí Emibel, me imagino mi cara de tristeza y no puedo dejar de sentir más tristeza.
ResponderEliminarPero bueno, se superó y ahora sólo es un recuerdo, algo que contar.
Un beso para ti y que los Reyes sean generosos contigo.
Se me hizo un nudo en la garganta al final... a los 8 años, perderse de algo así es la muerte... pobre angelito... lo bueno es q no dejó de serlo.. verdad??
ResponderEliminarTe deseo una feliz noche de Reyes y que nunca dejes de soñar...
ResponderEliminarLOS REYES MAGOS
¿Quién dice que no existimos?
¿Quién dice que es falso todo?
Somos más que Reyes Godos,
somos los Reyes del mimo.
A los sueños nos unimos
en este bello periodo,
luchando codo con codo
con Santa Claus que es un timo.
Quien en nosotros no crea
no sabe que el sueño existe
y esto es algo más que triste.
Quien piense que Dulcinea
no existió para el Quijote,
no es un listo, es un zote.
Melchor, Gaspar y Baltasar
Terly
.
Un beso.Te deseo una feliz noche de Reyes y que nunca dejes de soñar...
LOS REYES MAGOS
¿Quién dice que no existimos?
¿Quién dice que es falso todo?
Somos más que Reyes Godos,
somos los Reyes del mimo.
A los sueños nos unimos
en este bello periodo,
luchando codo con codo
con Santa Claus que es un timo.
Quien en nosotros no crea
no sabe que el sueño existe
y esto es algo más que triste.
Quien piense que Dulcinea
no existió para el Quijote,
no es un listo, es un zote.
Melchor, Gaspar y Baltasar
Terly
.
Un beso.
Cuetzpallin, ¿un angelito? no sé no sé, jajaja...
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Besos.
Juan José, preciosa manera de regalarme en Reyes.
ResponderEliminarNada más bonito que un poema.
Besos y que esta noche sea especial para ti.
A mi la historia se me hace hasta bella. La frustración es la clave, pero porque es imprevista. La fatalidad, casi siempre negativa, nos abre, en este caso, las ventanas de una emoción tierna y explosiva, como se dan siempre en los niños y que de otra manera, siempre hubiera permanecido oculta. Pero yo hubiera dado la vida para que esa niña hubiera desplegado sus alas en la cabalgata aquella tarde.
ResponderEliminarElena, espero que en este día los Reyes Magos no se vayan si pasar por tu casa y dejarte algún regalo especial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Charneguet, bienvenido a ésta, tu casa.
ResponderEliminarComo bien dices, suelen ser bellas las historias trágicas, de desengaño y frustación.
En este caso, al ser protagonista una niña, la historia pellizca con más fuerza.
Gracias por tu visita.
Un abrazo.
Sonrisa, gracias por tus deseos, lo mismo espero para ti.
ResponderEliminarAlgo han dejado, sí señor.
Besos.
Ufff qué bajón!!!
ResponderEliminarTraes recuerdos con esta historia, los reyes siempre fueron mis favoritos...
Un beso para aquella niña y otro para vos!
1600...espero que los recuerdos que te traigo sean al menos reconfortables. No me gustaría despertar malos recuerdos en vosotros.
ResponderEliminarUn beso de aquella niña.
Que bonita experiencia... que de cosas aprendistes ese día... con 8 años recojistes las alas de la verdad... eso es lo que enseña en la vida... de los triunfos y de las carrozas superficiales no se aprende nada...
ResponderEliminarMe ha encantado tu entrada y de paso me haces reflexionar muchas cosas... que son buenas no olvidarlas...
Un beso gigante
Vivir, te puedo asegurar que ese día aprendí, no sé si mucho o poco pero aprendí. Y al fin y al cabo, como bien dices, de las frustraciones y desengaños se saca mejores lecciones que de los truinfos.
ResponderEliminarUn beso para ti.
Un millón de gracias RMC.
ResponderEliminarBienvenido a este blog que siempre tendrá las puertas abiertas para cuando desees visitarlo.
Un abrazo.
Mª Carmen me alegro de que empieces el nuevo año con tanto optimismo y proyectos nuevos.
ResponderEliminarAl final, es lo que nos mantiene vivos, la ilusión por las cosas por hacer.
Sin duda haré lo posible por estar en esa reunión bloguera. El mes de Mayo, perfecto.
Hala, te dejo que el roscón te está esperando.
No abuses que ya sabes lo que pasa con las calorías de más.
Un beso.
Elena, no tengo más remedio que usar tu linda casita para dejar un recado a la escurridiza Lola ;D
ResponderEliminarLola: que si en tu blog no publicas ni un simple "¡Hola!", no se te puede decir nada.
He visto donde Trueno que no has encontrado mi correo electrónico, je je je... Ni lo encontrarás, ¡sólo me faltaba hacerlo público para que la locatis que ya sabemos me lo inunde con sus paranoias!
Se lo voy a dejar a Elena, aprovechando que no abre la puerta a vendedores de enciclopedias y similares, y que ella te lo dé a ti en privado.
Ya sabéis, chicas, hay que pedir que enseñen la patita por debajo de la puerta :D
Besos, guapas.
Yo creo que no he sobrevivido a la infancia porque apenas recuerdo nada de aquella aciaga época
ResponderEliminarJesús...
ResponderEliminarQué pena que la niñez en tu caso, haya sido aciaga. En mi caso ha sido una época maravillosa y por eso la recuerdo con mucho cariño.
Un abrazo.
Elena, después de la cabalgata, con las alas aún puestas, con una plumita en tu nariz, estás aún, mi niña, hay que ser niños un poco para siempre. ¿Quién dice que es fácil ser niño? A ser niño o niña se aprende de mayor, la ingenuidad es un tesoro imprescindible aunque a veces resulte dolorosa. Bsoooos de mi niño al que has visitado, y él con sus dudas casi niño...es lo que hay. Que Fortuna acompañe tus pasos y tus sueños, siempre.
ResponderEliminarGracias Natàli, por tus hermosas palabras.
ResponderEliminarVeo que si bien escribes unos magníficos relatos en tu blog, no son menos bellos los comentarios que me regalas.
Besos.
No importa los años que tengas, creo que la noche de Reyes es mágica a cualquier edad.
ResponderEliminarEn León, hay zonas en las que se hace una hoguera para esperarlos y hasta los mayores nos imaginamos que vienen. Ya te digo, es mágica.
Preciosa historia
Mª Ángeles, tiene que ser mágica y especial esa noche con las hogueras en León.
ResponderEliminarEs una noche para todos, los adultos también merecemos mantener la ilusión.
Gracias por tu visita.
Un beso.
¡ Ufff ! Sin duda un trago amargo Elena.
ResponderEliminarLo siento por esa niña. Me encanto tu relato.
Mil besitos!!!
Gracias Silvia, fue un trago amargo, sí, y sin duda se quedó marcado en su memoria.
ResponderEliminarBesos para ti, guapa.
Imposible que llegaras tarde...que tu madre no te avisara....cuantos infortunios en un solo instante que te deja bien tocada.
ResponderEliminarMenuda rabieta seria la mia creo que seguro que mis lagrimas crearian una laguna.
Con cariño
Mari
Un relato muy bien desarrollado con un amargo final. Me gusta como escribes.
ResponderEliminarUn saludo.
Mari, las cosas en la vida, supongo que pasan por algo, seguro que de aquella tarde aprendí bastante.
ResponderEliminarUn beso.
Disancor, gracias por tus palabras, a mí me gusta que me visites.
ResponderEliminarUn abrazo.