domingo, 15 de diciembre de 2013

NI SE CREA NI SE DESTRUYE

 “Si se hace frente al infortunio, el viento siempre sopla a favor.”
Quim Monzó “Ochenta y seis cuentos”


A veces quisiera saber transformar mis pequeñas tristezas para que nunca más tuvieran la capacidad de hundirme en una enorme melancolía. Pero sé que muchas veces hay que andar a tientas en la más profunda oscuridad para saber apreciar la luz que lo ilumina todo en la superficie. Ser capaz de recibir la lluvia con los brazos en alto mientras hundes tus pies en el barro el día que esperabas al sol rompiendo el centro del cielo, porque sólo es agua, ésa que limpia y arrastra las lágrimas. Jurar que nada, por negro que se presente, oscurecerá el camino que te tocó en suerte. Y cumplir tu promesa. Tener fuerzas, hacer lo imposible. Y morir en el intento. Saber transformar lo feo en algo nuevo e irrepetible para vivir. Otorgar un tiempo mínimo al duelo y al miedo. Tener la certeza de que el miedo te hace pequeño pero no desaparecer. 

Me gusta pensar que de las cosas más simples nacen las más hermosas, como de una diminuta semilla florece la rosa o de una guirnalda de besos y caricias la vida. Hay quien hace poesía de las cosas más prosaicas con que se topa cada día, limando la pátina que los convierte en monotonía. Es el arte de vestir de fiesta lo que sólo son palabras alineadas y explicadas en las hojas de un diccionario. 

Ojalá tengáis la capacidad de saber transformar cada día de los que amanecen para olvidar en días para el recuerdo. 


                                                                                                    Feliz Navidad.
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