lunes, 3 de junio de 2013

CON OTROS OJOS

"La amistad no conoce barreras ni de tiempo ni de espacio, y la distancia la mide no en kilómetros sino en ganas."
 


Ahora que sé el color de tu iris, que conozco el tacto de tu abrazo, que reconocería a kilómetros el eco de tu voz y me hice cómplice de tu risa, ahora digo, no hay distancia que nos abra el camino al olvido ni camino que no sea posible recorrer al encuentro.
Dicen que todos los días hay que recibirlos como algo especial e irrepetible, pero en realidad no siempre nos parece que exista un motivo por el cual señalarlos en el calendario, sin embargo yo siempre tendré enmarcado en el almanaque de mis recuerdos aquel fin de semana que me confirmó que no estaba equivocada, que el cariño cuando es sincero traspasa hasta los renglones del ciberespacio.
Desde esos días en que aprendimos juntas las esquinas de esta ciudad, las reconozco con otra luz, ya ves, esta ciudad nunca deja de sorprender, y ahora alzo la vista a los campanarios que antes ni sabía. Las calles que pateaba con la indiferencia de las prisas hoy me evocan la luz y el color de aquellos días, cuando rincón tras rincón eran presa para siempre de tus fotografías.

Ahora sé de la intensidad de las horas cuando se aprovechan segundo a segundo, no se hacen cortas, se hacen plenas, rebosan y se derraman hasta el dolor de tu reloj de muñeca, y todo llega a su fin. Despedirme de ti con un nudo en la garganta no me dejó soplarte todos los te quiero que me bullían al borde de una lágrima reprimida, quizá por eso, hoy, dejo caer las lágrimas porque te fuiste y me trago el nudo que me recuerda que tu abrazo no será físico y diario, y desde aquí te digo que me encantó conocerte y que si ya te quería, hoy te quiero más.

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