¡Qué César se ha perdido Roma!”
Aquella madrugada, la lluvia, los truenos, los relámpagos y el viento se hicieron dueños de la noche, y yo, amiga de las tormentas desde el útero materno, decidí que ya era la hora de ver con mis propios ojos la primera.
Vivíamos en “La Huerta”, en una casa dedicada a las labores del campo y un poco alejada del pueblo, un paraíso cuando hacía buen tiempo, pero aquella noche era la viva estampa de una postal siniestra. Y ya se sabe…, las mujeres en los momentos decisivos de nuestras vidas, necesitamos la cercanía y la ayuda de nuestra madre, lo que se suele decir en lenguaje coloquial “un poquito de teta”, y nada más decisivo que un parto. -Adolfo, me gustaría dar a luz en casa de mi madre-, así que Adolfo queriendo complacer a su querida mujer, recogió un pequeño hatillo, un paraguas y a la parturienta en plenas contracciones, y bajo la tormenta de aquella madrugada del día 14 de Febrero, recorrieron el camino que separaba “La Huerta” de la casa de mi abuela ya en el pueblo.
-Creía que nacerías en la caseta de la luz- me cuenta mi padre con rictus de alivio en la cara. La caseta de la luz era una especie de torre de la que dependía toda la electricidad del pueblo y que se hallaba a medio camino entre las dos casas.
Por fin, entre rayos y truenos, llegamos (yo también) a la vivienda de mi abuela Inés.
Podéis imaginar el revuelo que se formó, ya nadie dormía, agua caliente y trapos, gente entrando y saliendo, truenos y lluvia… Y mi padre en busca de Doña Angelita, la matrona del pueblo, por cuyas manos ha pasado casi en su totalidad el censo carteyano.
La lluvia azotaba con fuerza los cristales del balcón de la habitación, en cuya cama mamá aliviaba sus dolores agarrada a los barrotes de níquel del cabecero. Y en un rotundo trueno precedido de un rayo que iluminó toda la estancia, asomé la cabeza siguiendo el camino que me indicaba la luz.
Cuando llegó Doña Angelita, yo ya estaba en el mundo, llorando y con el cordón umbilical enredado alrededor del vientre y por entre las piernas. -¡…Un niñooo, …un niñooo, …un niñooo!- salió corriendo mi abuela de la habitación para dar la noticia a los que esperaban en la cocina el desenlace del acontecimiento.
La matrona cortó el cordón umbilical y se dispuso a lavar al pequeño varón recién llegado. –¡Pero, ¿quién ha dicho que es un niño?!- se asombró la partera.
Contaba mi abuela que confundió el cordón que caía por entre las piernas del bebé con un diminuto miembro viril . Los nervios hicieron el resto.
Una vez hubo acabado todo el ritual del parto y acicalamiento de madre y bebé, ambas dimos muestra de un hambre voraz. Aquella niña iba a ser de muy buen comer (no se equivocaron).
El día siguiente amaneció radiante, haciendo realidad como nunca aquello de que el sol es el astro rey de todos los astros del universo. Mi padre marchó al mercado del pueblo a vender una cochina que pesaba unas 15 arrobas y por la que le pagaron alrededor de las 10.000 pesetas, lo que hoy serían 60€. Llegó a juntar entre los ahorros que tenía y la venta del animal unas 40.000 pesetas. ¡Toda una fortuna de la época!
Dicen que los niños suelen venir con un pan debajo del brazo, yo llegué con una cochina.
Qué bonito y real lo que cuentas, Doña Elena. Los que lo leemos estamos viendo el episodio como si fuera una peli o un video.
ResponderEliminarAhora comprendo las tormentas que dices te acometen de vez en cuando. Aquella tormenta de nacimiento se quedó enroscada a a tu cuerpo, y ahí sigue. "Probe" del que le coja cerca.
Muy bien, sigue, Elena, escribiendo así. Calidad, sencillez y elegancia.
Bueno Tella, te puedo asegurar que todo lo que narro en el post me lo han contado, como comprenderás.
ResponderEliminarMe dicen que nací una madrugada de trormenta y que aquel año fue de intensas lluvias, quizá por eso, como dices, me gustan los días de lluvia y tormenta. Imagínate lo que estoy disfrutando estos días en que no para de llover.
No creas, soy como las gaseosas que hacen phssss..., y ya está.
Te agradezco los piropos.
Un abrazo.
¡Madre, mía! Alguien que nace de esta guisa debe de estar abocado a ser una roca viva, como parece que lo eres. Pero, ¿ por qué dices que sólo falto que fueses varón? Roma se perdió un César, pero el mundo ganó una heroína. Además, no todos los césares fueron dignos.
ResponderEliminarPor cierto, si estuvieras aquí, en Alhaurín de la Torre, lo estarías pasando pipa este invierno; ni te cuento la de tormentas que llevamos pasadas. A mí me encantan, como a ti, los días de lluvia, pero a veces llego a asustarme, ayer casi salimos en canoa.
Me gustan tus relatos, los disfruto mucho. Gracias.
Mercedes, yo no digo que hubiese sido mejor nacer niño, lo dice Richard Harris en la película "Gladiator", jajaja...
ResponderEliminarMe pareció oportuna la frase por la confusión de mi abuela.
Bueno, la lluvia me gusta y este año me está regalando los oídos y la vista.
Gracias a ti por estar.
Besos.
Hola Elena!! Me encantó el relato. Ahora comprendo varios de tus post!! Rayos y truenos te dieron la bienvenida!! No cualquiera puede decir eso. El cordón umbilical es motivo de confusión muchas veces. La segunda de mis hijas decían que era varón y nació una mujer maravillosa. Un cordón por un miembro? Eso sí que es varón.Jajaja
ResponderEliminarBesossssssss
Ya ves Gabriela, algo de razón llevaba mi abuela, de niña me gustaba jugar al fútbol, ahora no tiene importancia, pero antes no practicaba ninguna niña a este deporte, jajaja...
ResponderEliminarAlguna que otra vez también deseé haber nacido varón por eso de que mi hermano se iba a jugar mientras que yo debía quedarme a yudar a mi madre en las tareas domésticas.
Ahor estoy muy orgullosa de ser mujer.
Besos.
Preciosa esa llegada al mundo siguiendo la luz..., preciosa esa descripción que haces, Elena.
ResponderEliminarPor un momento pensé que la madre te parió allí al lado de la caseta de la luz (hoy ya desaparecida)!!.
Sudores y dolores de parto me dieron con solo leerte e imaginarme a la madre aferrada a los barrotes de níquel de aquel cabecero!!!. UUUUUffff..., que dolores!!!.
Y menos mal que fué confusión lo del cordón umbilical por que de haber sido cierto, serías de esos que la tienen que llevar a la espalda o enredada al cuello como bufanda!!!.
Un abrazo, amiga Elena.
Hola Elena bellos recuerdos relatados seguramente una y otra vez por tu madre que lo repite en cada cumpleaños como la mía. En los cumpleaños siempre he dicho que se debía felicitar a la madre y no al hijo. Puede que algún día cambie el rito.
ResponderEliminarEn lo de chicazo seguro que yo te gano. Solo recuerdo una muñeca en mi existencia cuando cumpli 6 años, lo demás fueron coches, trenes, canicas y jugar a ser tarzán. Al menos tuviste la suerte de tener también hermanos varones :)
Que tiempos cuando todo se ve a la luz de la inocencia
Besos, una vez más disfruté de tu relato
hola Elena. Es bonito leer la realidad que cuentas y deseo que nunca cambies porque leyendo tus historias es como si leyese la vida de nuestro pueblo pues lo haces con tanta naturalidad que pasa muy emocionante ante mi. Elena que sepas que en Semana Santa nos tenemos que juntar otra vez, los que podamos. Un beso muy grande amiga. Eres un encanto. muchos besos.
ResponderEliminarLola, me alegro de que te haya gustado el relato. ¿Te imagnas que hubiese nacido en la caseta de la luz? ahora me llamarían "la de la luz" o algo así, jajaja....Bonitos somos en Carteya para adjudicar motes!!
ResponderEliminarYo no sé cómo me miró mi abuela para verme ese pedazo de..., de..., de...miembro, jajaja....
Un besazo para ti.
Bueno Katy, las madres ya tenemos nuestro día en Mayo.
ResponderEliminarA mí me suele contar todas estas historias mi padre que era el que estaba al tanto de todo, mi madre no estaba para detalles, jeje.
No me digas que fuiste un poco "marimacho". A mí me gustaba mucho correr, justo lo que debería hacer ahora, correr, jajaja....
Gracias por todo Katy, un beso.
Gracias Paco, eres muy amable conmigo. Te agradezco tus palabras.
ResponderEliminarEsta Semana Santa pienso veros a todos en Carteya.
Un beso.
Asi que tambien fué tu cumple???
ResponderEliminarFELICIDADESSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Me ha encantado la forma en la que has descrito tu nacimiento ;)
Besitosssssss
Gracias Mar, como yo estaba presente, nadie mejor para contarlo, jeje.
ResponderEliminarBesos para ti.
Pues mira tu por donde Elena, que a mí me horrorizan las tormentas. pero hoy, has conseguido que las vea con otros ojos. Con tu relato, con tu forma de narrar paso a paso los acontecimientos, me has hecho trasladarme hasta allí y casi vivirlo. Eres una artista cielo. Un besazo!!!
ResponderEliminarPero ¿por qué te horrorizan Silvia?, mientras no hagan daño, no pasa nada, y el espectáculo es digno de verse.
ResponderEliminarGracias, eres muy generosa conmigo.
Un millón de besos.
Viniendo al mundo, magníficamente relatado, fustigada por tan tremenda tormenta y con una cochina debajo del brazo, ahora es cuando comprendo dos cosas:
ResponderEliminar(1) La gran entereza que tienes, porque vienes curada de espanto.
(2)Esas hambres canínas que arrastras por el blog de la amiga Katy.
Besos. Cuèntame más de estos, jajajaja...
Jajajajajainsssssss..., ay, que me desorino, jajajaja......ay, ay, ay, jajajja...
ResponderEliminarVoy a parar, pero no veas el rato de reir que me has provocado Onminayas.
Verás, es que desde el útero ya sabía yo que iba a ser de muy buen comer, por eso lo de la cochina... por eso de que del cerdo(a) se aprovecha todo.
Y es que la amiga Katy no tiene perdón de Dios, con esos platos que dicen ¡cómeme...!
Jajajaja....
Todavía me estoy riendo, de verdad, gracias por este rato.
Un beso.
Lo que han cambiado las cosas, viniste al mundo bajo una tormenta y en casa de tus abuelos, con toda naturalidad, como era costumbre antes. Lo largo que se le haría el trayecto a tu madre, soportando tus empujes para nacer. Con los detalles que te han contado y tu manera de escribir te ha quedado tan real que parecía que estaba allí presenciándolo. No hay cosas mejor de un bebe que coma bien, la de sofocones a la hora de la comida que se ahorro tu madre, y si aun sigues disfrutando de la comida, mejor para ti, el buen apetito, va unido a las personas alegres, y sinceras. Gracias por otro ratito agradable que he pasado en tu casa. Muchos besos.
ResponderEliminarHola Elena perdona el doblete pero cómo me habéis nombrado ambos vengo hacer el desempate. Os tengo que decir que vaya dos, la gripe y la tos. Jajajajaja que ocurrente este Onminayas pero tu no te quedas atrás. Que os den cuerda y dáis la vuelta a España en segundos :)
ResponderEliminarGracias por este buen rato.
P.D. Hago footing desde hace 20 años... y sigo y sigo hasta que el body aguante.
Jajajaja....Katy, que me meo de risa.
ResponderEliminar"La gripe y la tos" jajaja..., un buen nombre para un blog, jajajaja...
Uy, a mí me dio una temporada por andar y todas las mañanas lo hacía durante una hora, pero a una velocidad que se me perdía el culo, jajajaj...
Besos.
Bueno Mª Carmen, mi hermano el mayor nació en Córdoba en Cruz Roja, pero yo, hija, se ve que traía muchas prisas y nací en la cama de mi abuela materna. Eso sí, aprovechando una buena tormenta, jeje.
ResponderEliminarBesos.
Rayos, truenos, al día siguiente un sol esplendoroso, un niño que resulta ser una niña, una cochina que resulta ser un regalo de navidad... ¿pero esto que es?, ¡¡¡¿Pero esto que es?!!!
ResponderEliminarYa estoy de vuelta, ¡Bieeeeeen!. Vamos que diste guerra hasta cuando naciste, que si una cochina, que si truenos y sobretodo que a la niña le gustaba más el comer que el dormir jajajajaja.
Como me alegro de estar de vuelta.
¡MUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! Guapetona, que no se diga que despues de la tormenta no vuelve a salir el sol jjajajajajaja
¡¡Eso digo yo "peroquesesto"!!
ResponderEliminarJajajajaj....al final vais a hacer que me arrepienta de haber contado mi nacimiento y sus circunstancias, jajaja...
Me algro de tu vuelta, resalao.
Hola Elena, te dejé un comentarío, pero parece que ha sido fantasmagórico, ya que no lo veo ahora. Cosas de la tecnología.
ResponderEliminarMe ha encantado la forma que has tenido de relatar tu nacimiento, desde luego no falto de emociones.
Creo que todos tenemos alguna anécdota en el momento o el porque hemos nacido.
En mi caso, esperaban a un chico, fueron a por el, pero nací yo toda una mujerona, no en el momento de nacer, claro está. Aqui estoy a pesar de que a Katy le hubiese gustado tener un hermano, que le vamos a hacer.
Un beso, ya me pasaré mas veces por este blog tan ameno y tan lleno de buen rollo.
Hola María.
ResponderEliminarQué linda sorpresa verte por aquí.
Ya ves, suele pasar que cuando se desea un niño viene la niña y al contrario. En mi caso deseaban una niña y cuando mi abuela anunció al niño dijeron "bueno, pero está bien", con poco convencimiento. Imagino que la alegría posterior de mi madre al saberme niña, sería grande.
"La Katy" seguro que está muy orgullosa de tenerte por hermana.
Un beso y vuelve cuando quieras. Estás en tu casa.
Precioso Elena, vaya manera de venir al mundo y tan magnificamente relatado por ti omo siempre. Imagino la confución que se liaria con el niño o niña. ¿Que esperaban? Eso e simportante...jaja.
ResponderEliminarSi te soy sincera yo estoy de lluvi hasta las narices, ya no puedo mas...jaja
besitos
Querida Mª José, dices que estás harta de agua, pues bien, cuando salgas a la calle y la lluvia fresca te moje, piensa en esos días del verano cordobés en los cuales el mercurio no baja de los 40º durante el día, y verás cómo acabas apreciando los días de lluvia, jajajaja...
ResponderEliminarBesos.
Elena: ¡Que bonito relato! ¡Qué bonito regalo fuistes para todos!y así sigues. Es un privilegio conocerte y un lujo el participar en el intercambio de nuestras cosas, anécdotas, recuerdos...
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Álvaro, para mí también es un privilegio conocerte, aunque parece como si te conociera de antes, jeje.
ResponderEliminarBesos.
Elena, felicidades atrasadas...muy bonito el relato de tu nacimiento.Creo que la pasión con que escribes, tiene que ver con la primera tormenta que vieron tus ojos.
ResponderEliminarUn beso
Lo mismo tienes razón Maripaz. Seguro que aquellos primeros truenos me marcaron para siempre.
ResponderEliminarUn beso.
...y yo que me alegro Mari!!
ResponderEliminarUn montón de besos.
Hola de visita por tu blog y me gusta, sobre todo lo que escribes. Saludos
ResponderEliminarPues encantada NaNy, ven cuando quieras que serás bien recibida.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Elena te dejo un regalo personal en mi blog., espero que lo aceptes. Ya se que supone algo de trabajo pero creo que merece la pena. Va con mi cariño
ResponderEliminarhttp://katy-pasitoscortos.blogspot.com/2010/02/dar-amor-es-gratis.html
Un beso
Ahora mismo voy a recogerlo.
ResponderEliminarGracias Katy.
Elena...
ResponderEliminarEs que lo cuentas como si hubiera sucedido ayer, cachis que memoria tienes y que hermosura de palabras. Eres la mejor. Da gusto leerte.
Un beso paisana, y gracias por tu apoyo
Uyuyuyuyuy.....qué cosas me dices Félix.
ResponderEliminarMuchas gracias pero apenas tiene mérito contar lo que se vivió en primera persona, no te olvides de que yo estaba presente, jajaja...
Un beso, paisano.