“Por un instante retrocedí a la vida de siempre,
a cuando todo estaba bien.”
May Swenson
Recorríamos el polvoriento carril que daba a la casa de la huerta decenas de veces al día. Cada una con un trapo blanco en la cabeza a modo de melena larguísima, la que no teníamos ni ella ni yo; siempre peladitas, ella por lacio y yo por rizado, nunca pudimos de niñas echar a volar nuestro pelo al viento cuando corríamos por aquel carril, con la sombra del primo Paco pegada a la nuestra.
Recuerdo que por entonces nos vestían iguales algunas veces, confieso que aquello no era de mi agrado; ya empezaba a rebelarse en mí mi propia personalidad, aunque eso sí, sólo interiormente, pues nunca me atreví a contradecir a mamá en mis párvulos años. Siempre fui una niña muy obediente.
Íbamos al mismo colegio, al mismo curso, e incluso a la misma clase, aunque nunca compartimos pupitre, supongo que a decisión de los maestros con el fin de que nos relacionásemos con otras niñas. Nos llevamos cuatro meses justos, del 14 de Febrero al 14 de Junio, yo la mayor. De hecho, recuerdo a D. José Molina, mi maestro preferido de Matemáticas, que para sacarnos a la pizarra decía: “Mª Elena …la grande, ¡a la pizarra!”, esa era yo, porque nos pusieron el mismo nombre; bueno, a mí me bautizaron Elena y a mi prima Mª Elena, aunque acabaron llamándonos a las dos Mª Elena, …pero esa es otra historia que no viene al caso.
Pasamos la niñez juntas, como dos hermanas, de la huerta a la “camarilla”, o sea, al desván de casa de su abuela donde jugábamos a las casitas o a las maestras, olvidando que el tiempo jugaba en nuestra contra y se guardaba un as en la manga que no tardó en sacar a la mesa de juego.
Porque las horas pasaron, y los años vinieron cargados de novedades adolescentes que tiraron de nosotras en direcciones opuestas, y el tiempo nos tendió una trampa en la que caímos sin remedio, como dos bobas que ignoraban lo que perdían.
Así llegó el silencio, poco a poco, nos envolvió en su invisible manto y levantó un muro entre nosotras sin más motivo que la ausencia de motivos. Dejamos que los abrazos se oxidasen por los rincones de los encuentros mientras el cariño se enmohecía con nuestra cómplice indiferencia.
Sin duda, ni mi prima ni yo hicimos nada por impedir que esa pared nos separase, llegando incluso a colocar algunos ladrillos para hacerlo aún más alto y distante. Y aquel mundo mágico de juegos y complicidad, de confianza y amor fraterno, de adhesiones inquebrantables y afecto, se dejó barrer por el viento de los años.
Dicen algunas voces sensatas y cargadas de razón, que la adolescencia y la juventud son enfermedades que se curan con el paso de los años. Creo que mi prima anda bastante bien de salud. Yo por mi parte, hace rato que ando quitando ladrillos.
Elena la "mayor", quita ladrillos, poco a poco, te costará lo sé, me pasa algo similar, cada año un ladrillo de silencio, pero merece la pena. Recupera a Elena, abajo los muros. Suerte en la tarea, bsito muy cariñoso.
ResponderEliminarEn ello estamos Natàlia. Creo que apenas si queda algún ladrillo.
ResponderEliminarUn beso.
Lo que ocurre con la vida, es que sin querer a veces construyes tu propio castillo y te encierras en él. Vas levantando altos muros y como bien dices no tienes ni idea de porque. Lo peor es cuando detrás de esos muros, y ladrillos te encuentras con ese maldito ORGULLO y CABEZONERÍA que te impide ver la autentica realidad, que no es otra que en las noches piensas, pero que gilipollas eras y sigues siendo amigo.
ResponderEliminarYa esta bien de ponerse serio. ¡Oye! ¿Esa foto es tuya o de Internete? Porque mira que me revientan esas fotos antiguas, tengo una de bebe en la que salgo con una prima dos días mayor que yo, y ambos enseñando las vergüenzas a todo el que las quisiera ver. Vamos para enmarcarla.
Un beso, o dos, o tres o los que tuuuuu quieras, que para eso eres la jefa
Pues sí Javier para qué nos vamos a poner serios.
ResponderEliminarEsa foto es mía, a la izquierda, la del pelo rizado soy yo, en medio mi primo Paco que estaba siempre jugando con nosotras y a la derecha, con el pelo liso, mi prima.
Por favor, enséñanos esas fotos con las vergüenzas afuera, jajaja.
Oye, ¿y eso de que yo soy la jefa? No mando ni en mi casa, bueno sí, jijijiji...
Un montón de besos para ti.
Hola mi querida Elena, (Mª Elena es mi hermana :)
ResponderEliminarDerribar muros y allanar caminos no es fácil. Hacen falta al menos cuatro manos y dos corazones para que este abrazo se de. Es curioso cómo al pasar los años decubrimos valores, cariños y hasta detalles en medio de la maraña de recuerdos que guardamos.
Basta una foto para querer recuperar lo perdido. Pero dóndo hubo fuego siempre queda recoldo y por lo que intuyo la brasa está a punto de quemar.
Besos amiga y que lo consigáis.
Feliz semana
Katy, el muro ya está derribado, tenemos buena relación, lo que hace falta, al menos a mí, es un abrazo fuerte que encierre todo el cariño que siempre nos tuvimos.
ResponderEliminarGracias por tu ánimo.
Un beso.
Tienes la habilidad de arrastrarnos a tus textos y hacernos casi protagonistas de las historias que nos traes, sean reales o fabuladas. Me he identificado con cada palabra, lo cuentas todo de una forma tan sencilla..., que para nada simple. Dicen que el gran escritor lo demuestra, no por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta. Tú lo cuentas todo con maestría. Has hecho que recordara mi infancia, yo no tuve una prima casi gemela, pero tengo una hermana con la que me llevo sólo un año, y nuestra infancia y adolescencia fue muy similar a la tuya con tu prima, incluso el muro que se fue levantando con el tiempo. Por cierto, ¿naciste el día de los enamorados?
ResponderEliminarA esta casa se viene a disfrutar leyendo.
Un abrazo.
Gracias Mercedes, viniendo de ti el comentario, tiene mucho más valor para mí.
ResponderEliminarYo sí voy a tu casa a disfrutar de tu novela, lo sabes.
Y sí, nací el día de los enamorados. ¿No leíste dicho día mi entrada"EL LADRÓN DE MIS AÑOS"?
Un beso Mercedes.
Hola Elena!! Me encantó el relato, como siempre. Hiciste que recordara tantas cosas de mis primeros años, hace hoy 52 años, y adolescencia. Yo tengo una hermana gemela y en aquel entonces compartíamos todo con una prima de la misma edad. Los años hicieron que mi hermana y yo nos distanciáeamos de mi prima. No hay culpas, hay vivencias que a veces son difíciles de cambiar.
ResponderEliminarFeliz comienzo de semana!!
besossssssss
No hay culpas Gabriela, es verdad, cada uno lleva su vida que a veces no tiene mucho que ver con los años felices de la infancia.
ResponderEliminar¿Hoy es tu cumpleaños? Pues ¡¡¡FELICIDADES!!!
Y UN MILLÓN DE BESOS.
Yo no tuve hermanas con quien jugar...pero si una prima especial.
ResponderEliminarAunque vivíamos lejos la una de la otra, siempre que nos reuníamos en los viajes por fiestas o reuniones familiares, no nos separábamos ni un segundo.
Hoy en día seguimos sin vernos desde hace algunos años, aunque pude hablar con ella no hace mucho, la distancia hace que cada cual siga su camino sin tiempo a nada más.
Un placer leerte Elena.
Un beso
DOÑA ELENA
ResponderEliminarEsas paredes se levntan en muchísimas entre sus miembros y resulta mucho más dificil derribarlas que todo una Muralla China.
Está claro que la niña de la parte izquierda de la foto, mirando de frente, es ELENA la grande, la gran bloguera. El don Javier desde que se ha ido a una isla se está quedando corto de vista.
Estás idéntica a entonces, quizá ahora uses zapatos más grandes.
Yo he estado durante 35 años sin hablarme con un hermano. Es mayor que yo pero siempre me necesitaba para todas sus "fechorías", hasta que la fechoría me la hizo él a mí, y muy grande.
Desde hace un año me busca cada semana para hablar, con la excusa de que le explique algo que él no entiende. El es muy rico y yo soy un probe. Pero vive muchísimo peor que yo.
Y ya ves, resulta que entre que a los dos nos falla la próstata, la tensión, el colesterol, la ciática, la capacidad pulmonar para fumar habanos y la MEMORIA, ahora hablamos igual que como antes de hace 35 años.
Nada, véte a donde la otra Elena y díle que se quite ese lacito que lleva en el pelo y que se ponga otro.
Como quitarse una espina...saldar el último plazo que te asfixiaba...un vengaqueyaestábienla cosa... comprobar que le primer paso es el más díficil y que los demás te vienen rodados....
ResponderEliminarEse abrazo ya!
Besos cuñada.
-¡Anda que tu abuela se iba a imaginar el lio de nietas y bisnietas que su nombre liaría!-
Sonrisa, es muy normal que de pequeños juguemos con los primos. La gente de nuestra edad, solíamos visitar con mucha asiduidad a la familia y los primos eran tan importantes como los propios hermanos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Un beso.
Tellagorri, supongo que la luz de las tierras del sur hace su efecto en los ojos poco acostumbrados de las gentes norteñas, de ahí que el amigo Javier se haya quedado un tanto cegato.
ResponderEliminarEs triste lo que cuentas sobre tu hermano, aunque es más normal de lo que pensamos, sobre todo cuando de herencias se trata.
Justo igual que te pasó a ti, pasó con mis padres y algunos tíos míos. Ahoran visitan todos los días mi casa(la de mis padres)como si no hubiese pasado nada. Mejor así.
En mi caso, nunca dejamos de hablarnos mi prima y yo, pero sí se congeló la complicidad y el amor que nos teníamos.
Cosas de adolescentes.
Cuando la vea le diré que se cambie el lacito, jeje.
Un beso.
Ana, lo más gracioso es que el motivo, como digo en el post, es la ausencia de motivos.
ResponderEliminarTonterías que vistas desde la distancia del tiempo, no tienen ni pies ni cabeza.
Pero no pienses que no nos hablamos. Tenemos relación pero aquélla mágica, será muy difícil de recuperar.
Un beso guapetona.
Muy difícil es romper esos muros que a veces nos creamos aún sintiendo un tremendo dolor por esa persona que siempre hemos querido, pero que un día y, no se sabe por qué, te da la espalda y, esos lazos que te unían a ella se rompen.
ResponderEliminarA veces cuesta unirlos aunque por "cojones" quieras hacerlo, pero aunque cueste, amiga Elena, esa unión no es imposible (ahí está el "Tella" y su hermano!!!).
Dicen que "cuanto más te acaches, más se te vé el culo"..., a veces merece la pena enseñarlo.
Un beso muy fuerte y un abrazo.
P.D.- Ahora ando un poco liada con los estudios de Enfermería, quiero acabar lo antes posible para empezar con las prácticas. El poco tiempo que tengo después del trabajo, lo ocupo en ello (en los estudios), en repasar un poco los diferentes blogs (al menos leerlos) y en participar, de forma "ventisca" en algunos de ellos.
Sabes que ha habido una "movida" y ese tiempo lo dediqué a ello.
Hola Elena, tu prima si lee el post estoy segura, le encanta, y la fotito qué graciosa, yo tengo una sentada en el cochecito con mis dos hermanas mayores, muy típica en el parque rodeadas de palomas.
ResponderEliminarLa vida da muchas vueltas, no es por o sin motivos, cuando nos hacemos adultos no puede ser como antes, en estos casos es bonita la nostalgia, recordar nuestra más tierna infancia.
Creo que si tu prima viviera lejos de ti te echaría de menos y hablaría más contigo, como te tiene cerca se aprecia menos.
Un beso
Qué razón tienes con eso de que a veces merece la pena enseñar el culo, Lola.
ResponderEliminarNosotras, no me canso de decirlo, no estamos peleadas, simplemente hubo un tiempo en que nos alejamos la una de la otra, y ya jamás volvimos a sentir aquella relación de niñas.
Sé que estás muy liada pero eso de la "movida" no lo entiendo, ¿a qué te refieres?
Un besote.
Pasión, las fotos antiguas de niños son muy bonitas, me gusta ver las vestimentas de antes y las caritas inocentes ante la poca costumbre de ver el flash de la cámara.
ResponderEliminarSiempre idealizamos nuestras vidas infantiles y las recordamos con nostalgia, lo malo es que ya no volverán y sólo quedan en la memoria.
Un beso.
Me encanta cómo cuentas las historias. Me has hecho recordar amigos a los que dejé atrás hace mucho tiempo. Porque cuando se es niño, las amistades no son tan fuertes como creemos, ni están tan consolidadas, y un pequeño cambio de residencia puede dar al traste con muchos años de convivencia.
ResponderEliminarUn beso y que sigas quitando ladrillos.
Ojalá pudiera leer tu prima lo que has escrito.
ResponderEliminarSeguro que no sólo derribaba el muro sino que se lanzaba a tus brazos.
Eres una de las personas más sensibles y que más emociones me provocas cuando te leo. Gracias por dejarme disfrutar de tí.
Y la foto? Preciosa.
Muchos besicos, preciosidad.
Tawaki, es difícil mantener esas amistades de la niñez intactas. Creo que se debe a que nuestra personalidad aún no está formada del todo.
ResponderEliminarSeguiré tu consejo.
Ah, no quiero dejar de darte las gracias por comentar todas las entradas. En tus visitas te paseas por todas las entradas pasadas y yo te lo agradezco no sabes cuánto. Gracias.
Un abrazo.
Gracias Emibel, eres muy generosa con esta humilde bloguera.
ResponderEliminarNo sabes cuánto disfruto cuando me me dices que tú disfrutas, jeje.
Un beso enorme.
HOLA QUERIDA PRIMA. OK POR LA TU ACTITUD, CREO QUE TODO VOLVERA A SU CAUCE, (AUNQUE CREO QUE YA NO PODRIAIS CONMIGO, PARA JUGAR COMO ANTES, CUANDO APARECEMOS EN LA FOTO) JA, JA....
ResponderEliminarTE SIGO SIEMPRE. TU PRIMO PACO.
Hola Paco.
ResponderEliminarTodo está bien, ya lo sabes, aunque lo verdaderamente guay sería volver a corretear por aquel carril contigo detrás, jajaja...
Un beso enorme, nos vemos.
Al final va a ser eso Mª Carmen.
ResponderEliminarPor mucho que nos empeñemos no podemos volver a recuperar ciertas amistades que se perdieron por el camino.
Es que todo cambia, y nosotros también. Lo incomprensible es el deterioro de una relación cuando no existen los motivos.
Un beso.
Excelentes! Texto y frase. Siempre es grato leerte.
ResponderEliminarGracias.
Saludo y beso
Gracias 1600.
ResponderEliminarPara mí es muy grata tu visita.
Un beso.
Los recuerdos de la niñez y de la adolescencia forman una gran parte de nuestra persona, a veces, aún los malos, nos parecen hermosos. Espero que tu prima y tú quitéis al unísono los ladrillos que puedan separaros y disfrutar en la madurez aquellos momentos vividos.
ResponderEliminarGracias siempre por tus visitas y comentarios.
Un beso.
Eso hacemos Juan José.
ResponderEliminarLas gracias te las doy yo a ti por tu visita.
Un beso.
Cuando tengas un rato pásate por aquí:
ResponderEliminarhttp://katy-pasitoscortos.blogspot.com/2010/03/un-mimo.html
A recoger algo que te entrego con cariño :).
Gracias Katy, pero ¿no te has dado cuenta de que soy muy muy muy muy muy pero que muy rápida? jajaja...
ResponderEliminarYa lo recogí y está en mi slide de regalos.
Un besote.
No cejes en tu empeño y sigue quitando ladrillos. Es un duro trabajo, pero estoy segura de que finalmente el muro caerá. Y cuando esto suceda y estéis frente a frente, veréis que las dos tenéis ladrillos a vuestros pies. Y volveréis a reir, y acercaréis posturas y llegará el abrazo esperado. al menos, así lo espero amiga mía. Suerte, ánimo y un millón de besos!!!
ResponderEliminarSeguro Silvia, las posturas están cerca, sólo hay que sellarlas con un fuerte abrazo.
ResponderEliminarUn beso enorme para ti, guapa.
Elena, no sabes como me ha gustado lo de la melena...me pasaba igual que a tí. Tenia mucho pelo y ondulado, siempre me lo cortaban muy pelaito...tambien como tú cuando jugaba, me ponia una toalla que hacia de melena.
ResponderEliminarEn cuanto a los ladrillos, sigue en tu empeño, estoy segura que pronto volveras a abrazar a tu querida prima.
Un beso
Es lo que tiene el pelo rizado, nadie nos comprende, jajaja...
ResponderEliminarEn cuanto a los ladrillos, ya no queda ni uno, gracias.
Un beso.
Elena no es nada raro que las amigas de la infancia, con las que se comparte los juegos, al ir creciendo se van tomando diferente camino y esa amistad se enfríe, son cosas de la juventud y la vida. Mi hermana (tengo tres) la mayor (solo nos llevamos un año) ha sido mi compañera de juegos del cole y de juventud, es la que ha estado siempre a mi lado y Gracias a Dios seguimos así, tanto que a diario hablamos aunque sea solo cinco minutos. Con las otra dos, no hay problema y estamos unidas, pero es diferente. También tenia una amiga que cuando pequeña se marcho de Córdoba, al principio nos escribíamos, pero después perdimos el contacto, y hace siete años me lleve la gran sorpresa que después de tanto tiempo me llamara por teléfono, desde entonces nos hablamos con frecuencia, y ahora con Internet charlamos por el Messenger, y no creo que ya nada nos aleje de nuevo.
ResponderEliminarSe por los comentarios que no tienes problema alguno con tu prima, que solo es el dejar pasar el tiempo. Pero ese abrazo que os hace falta, no tardes en dárselo, seguro que ella piensa igual que tu, y te veras correspondida. Un montón de besitos.
P.D. el viernes pasado fui parte del paisaje de tu ventana, estuvimos haciéndole las fotos de comunión a mi nieto, cerquita de tu casa. Me acorde de ti.
Hola Cordobesa.
ResponderEliminarPoco tengo que añadir a lo que tan bien has explicado.
A veces sólo se trata de la dejadez, y por ella se pierden grandes amistades.
Se deja de llamar, de felicitar las navidades..., hasta que la distancia se hace insalvable.
¿Ya le habéis hecho las fotos de la Comunión? Espero que haya sido en el estudio del fotógrafo, pues los árboles del parque están más "pelaos" que la cabeza un bebé.
Un beso.
Elena fue en el estudio fotográfico de David Priego. No hace la comunión hasta el día uno de
ResponderEliminarMayo, y esperemos que para esas fechas los jardines estén todos bonitos. Besitos.
Estas cosas pasan muchas veces, pero yo creo q eres una excelente quita ladrillos, quita paredes, quita todo lo malo, así que, adelante!!!
ResponderEliminarYo tengo una prima a la que adoro increiblemente, una pared se estaba levantando entre nosotras y ni sabemos el por qué; un hecho muy triste hizo que la pared se cayera y ahora estamos más unidas que nunca. No tienen que pasar hechos lamentables para que los muros se caigan, con una mujer aún no curada de la adolescencia, basta.
Besos!!