sábado, 23 de junio de 2012

MEMORIA


 “La felicidad no puede estar en el futuro, porque la tomamos siempre del recuerdo, llevamos su imagen en la memoria. La felicidad es algo que ocurrió una vez. La recordamos tan intensa y lejanamente que sin duda pertenece al pasado de la especie. La dicha es inasequible precisamente porque la estamos recordando. Fue.”       Francisco Umbral   “Mortal y rosa”

No sé si esta batalla que libro contra la memoria tendrá un final feliz para mí, creo que gasto energía y tiempo en algo imposible, inalcanzable, escurridizo, y cuya realidad se me clava como un dardo con nombre certeza incrustado en un lateral.
Admiro a las personas que pasan página de verdad en el libro de sus vidas, y me extraño a partes iguales, yo lo consigo a medias; siempre paso las páginas y, sin esperarlo, una brisa casi inapreciable, las rescata y me las devuelve como un búmeran que lanzara hace mil años.
A veces tengo la sensación de que vivo dando un paso hacia adelante y dos para atrás, avanzo por inercia, como los soldados de un reloj que se persiguen alrededor de la esfera del tiempo. Y sé que ese mismo tiempo me traerá, dos pasos atrás, hacia aquí, donde ahora estoy.
A mí nunca me hicieron daño los recuerdos, ni siquiera los que vienen con malas intenciones empujados por una memoria envidiable. Son míos, sin ellos, para bien o para mal, yo no sería así. He llegado a pensar que tal vez sepa de mi fortaleza y anda jugándomela a ver para cuándo una herida de muerte.

lunes, 4 de junio de 2012

MIEDO

“A partir del momento en que un gobierno experimenta la necesidad de prometer a sus súbditos, por medio de anuncios, la paz y la prosperidad, hay que mantenerse alerta y esperar que suceda todo lo contrario.”
                                                        Ivo Andrić “Un puente sobre el Drina”


Últimamente el miedo se hace omnipresente en el centro de todas las neuronas, zarandea las fronteras de las terminaciones nerviosas y hace temblar el eje mismo de los perfiles tristes. Cada lunes nace al amparo de la incertidumbre más desleal, la pobreza presta su nombre a cada comienzo de semana sin derecho a reclamar, y cada amanecer nos acecha una niebla espesa que oscurece al tictac de las horas desperdiciadas. No sabemos cuánto durará esta oscuridad, ni siquiera si tendrá un final aunque no sea feliz como el de los cuentos de hadas y princesas, pero el verde esperanza se tornasola con toda la gama de las cloacas sin que nadie ponga remedio. Las noches se despiertan con pesadillas que se sudan bajo las sábanas donde antes cabalgaban las pasiones. Ya no valen los recuerdos de otros tiempos que no volverán, ni los sueños en que nos reíamos sin remordimientos. Es fácil escalar por los años, acostumbrarse a la bondad, ir de menos a más, pero no estamos preparados para una caída libre sin red bajo los pies. El asfalto es gris, frío y duro, como los corazones cerrados a cal y canto.
Nos quitaron el pan y sólo nos dejaron el circo.

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